El presidente estadounidense, Joe Biden, tiene como objetivo asegurar en la cumbre del G7, que se celebra la próxima semana en Italia, el futuro del apoyo económico de Ucrania más allá de las elecciones de noviembre, tras las que podría regresar a la Casa Blanca el republicano Donald Trump.
El principal propósito de Washington en la cumbre, que se celebrará entre el 13 y el 15 de junio en la región italiana de Apulia, será cerrar un acuerdo que ha estado en negociación durante meses para que Ucrania pueda acceder a un gran préstamo que le permita financiarse en 2025.
El dinero para ese préstamo saldrá de los 300.000 millones de dólares de fondos del banco central ruso que fueron congelados en todo el mundo, la mayor parte en la Unión Europea (UE), tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, explicó a un reducido grupo de periodistas, entre ellos EFE, una fuente familiarizada con los preparativos de la cita.
Esos fondos no serán confiscado directamente para entregarlos a Kiev, sino que se utilizarán los intereses acumulados de esos activos, que Washington considera sin dueño pero Moscú reivindica como propios, para financiar la compra de armas y la reconstrucción de Ucrania.
Estos activos podrían generar unos 3.000 millones de dólares al año en beneficios, pero esta cantidad es insuficiente para mantener a Kiev a flote, ya que únicamente cubriría las necesidades de financiación del Ejecutivo ucraniano durante un mes.
50.000 millones de dólares
Por ello, Estados Unidos ha propuesto otra idea: utilizar los intereses futuros como aval para un préstamo que, de entrada, pueda proporcionar a Ucrania una suma sustancialmente mayor, potencialmente hasta 50.000 millones de dólares.
El principal objetivo del Gobierno de Biden es blindar económicamente a Ucrania frente a los vaivenes políticos de cada miembro del G7, especialmente de Estados Unidos, ante la posibilidad de un regreso de Trump al poder, quien durante su mandato promovió el aislacionismo bajo el lema “Estados Unidos primero”.
No obstante, el acuerdo todavía no está cerrado y aún se debate el marco jurídico ante las reticencias de algunos países europeos, que temen posibles represalias rusas contra las pocas empresas occidentales que mantienen inversiones en Rusia o contra el depósito de valores Euroclear en Bélgica, donde se encuentran la mayor parte de los activos congelados.
En cualquier caso, la meta estadounidense es anunciar en la cumbre un principio de acuerdo general y concretar detalles posteriormente mediante negociaciones, según la citada fuente.
Además de este pacto para garantizar fondos a Ucrania, Biden buscará en el G7 explorar con otros líderes la posibilidad de expandir las sanciones a entidades rusas que ayudan al Kremlin en la guerra, añadió la misma fuente.
China, en el punto de mira
Otro tema candente en la cumbre será China, país que ha ido ganando relevancia en los debates del G7, aunque los miembros -Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y la Unión Europea- mantienen posturas que varían ligeramente respecto al gigante asiático.
Biden, que ve a Pekín como su máximo rival, buscará centrar la atención en la producción china de tecnologías para energías limpias, como paneles solares o vehículos eléctricos, que según Washington se está realizando de forma excesiva con el objetivo de saturar el mercado global y eliminar la competencia con bajos precios.
Hace menos de un mes, Biden impuso aranceles del 100% para los vehículos eléctricos fabricados en China y, poco después, la Comisión Europea (CE) anunció que estudiaría pasos similares.
Por último, Washington también aprovechará la cumbre para dialogar con sus aliados sobre inteligencia artificial, cooperación en materia migratoria, y la posibilidad de ofrecer a los países emergentes alternativas a los préstamos chinos, con el fin de alejarlos de la órbita de influencia de Pekín.
EFE