La protesta ha corrido como un reguero de pólvora en los centros de reclusión del país. Al menos los presos comunes de 16 cárceles, una decena de calabozos policiales y cuatro anexos femeninos se han unido a la huelga de hambre planteada para que se libere a los privados de libertad que han cumplido condena y se mejore la situación de los centros marcados por el hacinamiento, la violencia, la falta de servicios básicos y la corrupción de los funcionarios.
Por Daniel Lozano / elmundo.es
“Expresamos y levantamos nuestra apoyo a la lucha pacífica en la que nos encontramos todos los privados de libertad en nuestro país”, aseguró el portavoz de los reclusos de la cárcel caraqueña de La Yaguara, la última en sumarse a la iniciativa. Encapuchado y enmascarado, el joven leyó ante sus compañeros, que lo grabaron en vídeo, el comunicado que certificaba que la principal lucha es para que se conceda la libertad “de todos los presos que ya han cumplido el 50% de la pena y alcanzado con las redenciones de trabajo y estudio el 75% de la misma”.
“Huelga pacífica, justicia, paz y libertad”, destacaba la pancarta que exhibieron los reclusos mientras cantaban el himno nacional.
En otro vídeo se puede contemplar como varias reclusas golpeaban los barrotes de las ventanas con objetos metálicos y repiten, como en el resto de centros en huelga, el “Gloria al Bravo Pueblo”, himno nacional.
El Observatorio Venezolano de Prisiones ha confirmado que entre los cárceles que se han sumado a la protesta se encuentran el Centro de Formación para el Hombre Nuevo Libertador (Carabobo), el Centro Penitenciario de Occidente (Táchira), el Rodeo 3 (Miranda) y el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Miranda), entre otras.
“El sistema penitenciario enfrenta una profunda crisis caracterizada por la violación de garantías judiciales y la desidia en la administración de justicia. Los presos, muchos de los cuales ni siquiera tienen una sentencia firme, libran una batalla constante en un entorno marcado por la violación sistemática de sus derechos humanos”, resumió el Observatorio, que define las cárceles venezolanas como “infiernos en la tierra” y “universidades del delito”.
La lista de los inconvenientes con los que se enfrentan a diario los presos airean la quiebra a la que ha llevado la revolución al estado venezolano: muchos presos se encuentran en cárceles alejadas de sus hogares y cuando llega la hora de su traslado a tribunales las autoridades no lo hacen por falta de transporte y gasolina, a lo que se añade falta de luz en los tribunales, escasez de recursos materiales, la ausencia de fiscales y de los mismos jueces.
“Hay casos en los que los presos tienen hasta 40 diferimientos en dos años o interrupciones de juicio”, concretó el Observatorio.
Hasta el momento, el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario no ha informado sobre la huelga de hambre. En su cuenta en redes sociales sí destaca, en cambio, el sancocho (popular sopa caribeña) que Nicolás Maduro se comió el domingo como parte de su campaña presidencial.