En un tranquilo rincón de la la región montañosa de Escocia llamada Highlands, se encuentra Firhall, un pequeño pueblo conocido por su belleza natural y por sus estrictas normas de residencia. Este particular destino atrae la atención por una regla que ha generado controversia: está prohibido que los niños vivan allí.
Francisco González Tomadin
Firhall ofrece un respiro para aquellos mayores de 45 años que buscan paz y tranquilidad. Entre las regulaciones únicas de este pueblo, destaca la prohibición de tener más de un perro y la exclusión de otras mascotas como patos, conejos, palomas y abejas. Sin embargo, la norma que más llama la atención es la de no permitir especialmente que los niños, residan de forma permanente en el pueblo.
Las condiciones establecidas para vivir en Firhall no necesariamente reflejan un odio hacia los niños, explica Lesley-Ann Fraser, agente inmobiliaria del lugar. en entrevista con la BBC aseguró que los residentes “no son ogros que desprecian” a los pequeños. “La intención nunca fue esa”, afirmó y destacó que lo que Firhall realmente ofrece es “un refugio pacífico para adultos mayores”.
David Eccles, que fue presidente de la junta de vecinos de Firhall, también enfatizó a la cadena británica, que muchos de los residentes tienen nietos, a quienes se les permite visitar pero no residir: “Esto hace que las familias mantengan vínculos sin perturbar la tranquilidad que los habitantes buscan”.
La historia de Firhall comenzó hace 20 años, cuando fue diseñado específicamente para atraer a adultos que deseaban un entorno sereno para vivir y que no les moleste ningún ruido a la mañana, por ejemplo, que les genere incomodidad para vivir cada día, como ocurre en las ciudades con muchos niños.
“Este pueblo escocés, a las afueras de Nairn, en el estuario del Moray Firth, es impecable y elegante, un conjunto de casas unifamiliares con vistas a un lago. No hay ninguna valla entre el agua y yo, ni nada que separe un jardín de otro. Aquí tampoco hay monopatines. Ni balones de fútbol. No hay ruido. Tardo un rato, pero caigo en la cuenta: Firhall es el primer y único pueblo de Gran Bretaña en el que los niños están prohibidos, y se nota”, escribió la periodista de The Guardian Julie Bindel en una de las primeras piezas periodísticas sobre le lugar.
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