La vida de la primera mujer que viajó al espacio: la niña sin juguetes que se convirtió en heroína de la URSS

La vida de la primera mujer que viajó al espacio: la niña sin juguetes que se convirtió en heroína de la URSS

La cosmonauta rusa Valentina Tereshkova. en junio de 1963, hizo historia al completar una misión solitaria a bordo del transbordador soviético Vostok 6 (Andina)

 

En junio de 1983, los estadounidenses se congregaron alrededor de sus televisores para presenciar un evento histórico: Sally Ride se convirtió en la primera mujer estadounidense en viajar al espacio. Este hito fue un momento de orgullo nacional y un paso significativo para las mujeres en la ciencia y la exploración espacial. Sin embargo, Ride no fue la primera mujer en alcanzar las estrellas.

Por infobae.com





Como parte de la carrera espacial, la Unión Soviética había logrado adelantarse con ese hito a sus rivales capitalistas. La cosmonauta rusa Valentina Tereshkova, dos décadas antes, en junio de 1963, hizo historia al completar una misión solitaria a bordo del transbordador soviético Vostok 6. A los 26 años, Tereshkova no solo se convirtió en la primera mujer, sino también en la persona más joven y la décima en total en viajar al espacio. Durante su misión, orbitó la Tierra 48 veces antes de regresar con éxito.

Este contraste en los tiempos y las políticas de la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética destaca las diferencias en la forma en que ambos países abordaron la inclusión de mujeres en sus programas espaciales. Mientras que la misión de Tereshkova se llevó a cabo en un contexto de rivalidad política y tecnológica durante la Guerra Fría, el vuelo de Ride marcó un avance en la igualdad de género dentro de la NASA.

Una nena sin juguetes

Valentina Vladimirovna Tereshkova nació en 1937 en Maslennikovo, un pequeño pueblo al norte de Moscú. En su infancia, las condiciones de vida eran extremadamente precarias: su comunidad carecía de electricidad y agua corriente. Esta dura realidad marcó los primeros años de vida de Tereshkova, quien creció en una Rusia asolada por la Segunda Guerra Mundial y la pobreza.

A los dos años de edad, Valentina sufrió una pérdida devastadora. Su padre, Vladimir, un conductor de tractores, fue llamado a filas para defender a la Unión Soviética de la invasión nazi. El hombre murió en un campo de batalla helado y dejó a su familia en una situación aún más precaria. La joven Valentina se describiría más tarde como una “niña de la generación de la guerra, una nena sin juguetes”.

Las dificultades económicas y la frágil salud de su madre impidieron que Valentina siguiera su sueño de convertirse en ingeniera ferroviaria. En su lugar, comenzó a trabajar en una fábrica de neumáticos y más tarde en la industria textil para ayudar a sostener a su familia. Sin embargo, su espíritu resiliente la llevó a estudiar por las noches, logrando graduarse en 1960 del Instituto Técnico Textil con un título en ingeniería.

Mientras trabajaba en la fábrica textil, Tereshkova buscó escapar de la monotonía de su vida cotidiana. En 1958, se unió a un club de paracaidismo y comenzó a entrenar. Esta nueva pasión le proporcionó una vía de escape y una sensación de libertad. “Sentía que quería hacerlo todos los días”, declaró Tereshkova después de realizar 160 saltos.

El sueño de ser astronauta

Fue entonces cuando la carrera espacial captó su atención. En abril de 1961, ella y sus amigos del club de paracaidismo observaron con asombro cómo Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Inspirada por este logro, la madre de Tereshkova proclamó: “Ahora que un hombre ha volado al espacio, es el turno de una mujer”.

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