La rotación del núcleo interno de la Tierra se desaceleró desde 2010, según un estudio

La rotación del núcleo interno de la Tierra se desaceleró desde 2010, según un estudio

El mismo equipo de investigación ya había publicado en 2023 los primeros resultados del estudio, que mostraban cómo se ralentizó la rotación del núcleo interno de la Tierra

 

 

 

Un estudio reciente publicado en la revista Nature y liderado por un equipo de la Universidad del Sur de California (USC) ha confirmado que el núcleo interno de la Tierra, una esfera sólida compuesta principalmente por hierro y níquel con un radio aproximado de 1.220 kilómetros, ha comenzado a ralentizar su rotación.

El núcleo interno gira más rápido que el resto del planeta, pero a partir de 2010 parece que este movimiento se volvió más lento y estudian las posibles consecuencias del cambio.

El equipo de investigación de la USC ya había difundido los primeros hallazgos el año pasado y ahora amplió los detalles del análisis.

Los resultados del estudio difundido esta semana están respaldados por diversas observaciones sismográficas que comenzaron a mostrar un patrón consistente.

Cuando vi por primera vez los sismogramas que insinuaban este cambio, me quedé perplejo”, mencionó John Vidale, profesor decano de Ciencias de la Tierra en la Universidad del Sur de California (USC). Con el tiempo, acumuló más de dos docenas de observaciones que confirmaron la desaceleración del núcleo interno.

El núcleo interno de la Tierra no solo es un componente esencial en la formación del campo magnético del planeta, sino que también influye en la actividad tectónica y la dinámica general de nuestro planeta.

El movimiento del núcleo externo de hierro líquido, que envuelve al núcleo interno, genera el campo magnético terrestre. Por ello, cualquier cambio en la rotación del núcleo interno podría tener implicancias en la estabilidad de este campo magnético.

Entre las posibles consecuencias de esta desaceleración se encuentra un aumento imperceptible en la duración de los días. Vidale explicó que este incremento sería del orden de milésimas de segundo, “casi perdido en el ruido de los océanos y la atmósfera agitados”. Los datos fueron obtenidos tanto de terremotos repetidos entre 1991 y 2023 como de pruebas nucleares soviéticas realizadas entre 1971 y 1974, lo que brindó una base sólida para el estudio del interior de la Tierra.

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