Al cierre de la penúltima semana de junio, las protestas por falta de agua no se detienen en la Península de Paraguaná. Hay comunidades que alcanzan los dos meses sin el servicio, lo que ha generado molestias en la población.
Irene Revilla // Corresponsalía lapatilla.com
Este viernes 21 de junio amaneció trancada la carretera que comunica los pueblos de Paraguaná, ya que la parroquia Moruy del municipio Falcón, tienen dos meses esperando el agua por tuberías.
Habitantes de las comunidades de Paraguaná refieren que Hidrofalcón publica todas las semanas un cronograma, y aunque ha salido varias veces, no cumplen con el suministro, por lo que se ven obligados a pagar camiones cisternas en 15 dólares por mil litros de agua, gasto que escapa de los presupuestos familiares.
“Ningún bolsillo aguanta eso. Nosotros no ganamos para pagar agua todas las semanas, además que no pasan camiones con frecuencia. Por eso la gente ha decidido salir a protestar por segundo día consecutivo, estamos cansados de tantas mentiras”, dijo René Revilla.
En San Nicolás de Moruy, la gente se apostó en la vía, con sus hijos en brazos y abrigos con capucha para protegerse del inclemente sol, característico de la Península de Paraguaná.
Piden presencia de la empresa hidrológica para que explique cuándo mandarán el agua por tuberías y ofrezca una solución a estos pueblos afectados.
Sin embargo, hay otros sectores donde el problema tiene más de 15 años, pues ni siquiera hay tuberías de agua. Tal es el caso de la comunidad de Tacaduto, ubicada entre Miraba y El Mamonal, en el municipio Falcón, quienes deben acudir a los camiones cisternas privados y comprar una pipa por tres dólares, porque las autoridades ni siquiera envían agua a través de cisternas.
Otros municipios afectados
Los Taques y Carirubana son dos de los tres municipios de Paraguaná, y estos tampoco escapan de la realidad de vivir sin agua.
Este jueves 20 de junio, los sectores populares de Punto Fijo, ciudad comercial y principal de la Península de Paraguaná, salieron a trancar la avenida Bolívar, donde inicia el centro de la urbe para exigir el agua por tuberías, ya que estaban por cumplir dos meses sin agua.
Pastor Guanipa dijo que tenían 48 días sin el suministro de agua. Varias veces han salido en el cronograma de Hidrofalcón, se trasnochaban para poner las bombas y llenar sus enseres, pero no llegaba ni gota. Refirió, además, que en las comunidades hay niños pequeños, personas con discapacidad y de la tercera edad que necesitan el agua diaria.
Otras comunidades también se han quejado que la falta de suministro de agua ha alcanzado los dos meses y no dan respuestas.
Hace seis días en la comunidad de Amuay, municipio Los Taques, el gobernador oficialista Víctor Clark puso en marcha la planta desalinizadora y dijo que hace unos años Nicolás Maduro logró que estas plantas llegaran a los poblados con más problemas con el agua potable y que quedaron inoperativas, pero las han ido poniendo en marcha.
Los comentarios en redes sociales no se quedaron atrás, como que el agua no se puede consumir porque sabe feo, que cuando las ponen en marcha solo duran un año y que activen la más grande de Falcón, que se empezó a construir en el corazón de Los Taques, pero nunca funcionó porque se robaron parte de sus piezas.
Promesas incumplidas
La necesidad del agua es general en la Península de Paraguaná, aunque hace un año el presidente de Hidrofalcón, Alí Cardenal, prometió que el suministro sería cada 15 o 18 días, la realidad es que ha empeorado.
Quienes tienen tomas clandestinas relativamente cerca, cargan agua en carros construidos con material de provecho, coches y carretillas que empujan con su propio peso para llevar agua a sus hogares, un ejercicio que se convirtió en la forma de vida para muchos que, además, prestan ese servicio a sus vecinos.
Muchos ponen en riesgo su vida al cruzar las principales autopistas, porque las tomas clandestinas se ubican en las tuberías que están en las vías que comunican a los municipios entre sí y los vehículos transitan a alta velocidad.