Omaima nació en 1968 en El Cairo, Egipto. Su infancia, sin embargo, estuvo lejos de ser idílica. Desde muy chica, Omaima sufrió abusos sexuales en su familia. Es más, la chica fue sometida a la mutilación genital femenina, una práctica extendida en su país natal. Toda su historia dejó cicatrices físicas y emocionales que van a perdurar a lo largo de su vida.
Por infobae.com
En 1986, buscando un futuro mejor y quizás un escape de su doloroso pasado, Omaima decidió emigrar a Estados Unidos. Con apenas 18 años, se instaló en California, donde trabajó niñera y modelo. Su belleza exótica y sus distintivos pómulos cincelados le permitieron integrarse en el competitivo mundo del modelaje californiano. Sin embargo, detrás de su apariencia glamorosa, Omaima lidiaba con los demonios de su infancia. Cada noche volvía a aparecer el olor de los hombres que la habían abusado en su casa familiar. También, solía recordar el momento en que pasó por la mutilación genital. Eso la hacía despertar de madrugada transpirada. La noche en la que tenía esos sueños ya no se volvía a dormir.
Durante sus primeros años en Estados Unidos, Omaima buscaba en forma frenética la gran promesa del “sueño americano”. En esos momentos todo parecía al alcance de su mano.
El inicio del romance
Fue en esta etapa de su vida que Omaima conoció a Bill Nelson, un hombre con un pasado igualmente turbulento. En 1991, sus caminos se cruzaron en un bar donde se jugaba al billar, y fue allí donde comenzó una relación que rápidamente cambiaría el curso de su vida.
Bill era también un hombre con una historia complicada. Había sido piloto de avión antes de ser condenado por contrabando de marihuana en 1984. Tras cumplir una sentencia de cuatro años en una prisión federal, el hombre salió en libertad condicional y consiguió trabajo en una empresa que cobraba créditos hipotecarios. A pesar de su pasado, Bill parecía haber encontrado una nueva dirección en su vida.
Omaima y Bill se sintieron atraídos el uno por el otro desde el primer encuentro. fue en un bar de ruta de California, al costado de un camino y con decenas de camioneros como testigos involuntarios. La pareja bailó esa noche hasta que literalmente la mesera le barrió los pies y encendió la luz.
A pesar de que él tenía 56 años y ella solo 23, su relación se intensificó rápidamente. Tan solo después de unos días de conocerse, decidieron casarse. Este matrimonio apresurado sorprendió a muchos, incluído a los colegas de Bill. Sue Swanson, presidenta de la empresa donde trabajaba Bill, comentó a Los Angeles Times que la pareja era muy reservada y que, de repente, ya estaban casados.
Poco después de la boda, los recién casados se fueron de luna de miel. Luego, la pareja visitó a los familiares de Bill en Texas y Arkansas. Allí la joven egipcia se empapó de las tradiciones del oeste estadounidense. Barbacoas en los patios traseros de las casas de los amigos de Nelson. Muchos se sorprendieron al ver la diferencia de edad entre Bill y Omaima. Lo comentaban por lo bajo mientras iban a la cocina a buscar otra cerveza en el atardecer de Austin, Texas.
Violencia e abusos sexuales
Mientras tanto, la pareja aún no había mostrado cómo era en la intimidad. Tiempo después, amigos de Omaima contarían que la relación comenzó a mostrar signos de tensión y problemas serios casi inmediatamente después de la luna de miel.
Bill mostró su lado violento después de la boda. Omaima denunció que su marido la abusó durante las pocas semanas que estuvieron juntos. Esta violencia culminaron en el fin de semana de Acción de Gracias en 1991. En esos días, feriados en Estados Unidos, Omaima afirmó que Bill intentó violarla y estrangularla en su departamento de Costa Mesa, California.
El hombre la tomó de las muñecas y la arrojó a la cama. En ese momento, Omaima agarró una lámpara y golpeó a Bill en la cabeza antes de apuñalarlo con unas tijeras. Tras matarlo, Omaima desmembró el cuerpo de Bill, hirvió su cabeza y fritó sus manos en aceite. Además, se reportó que castró a su esposo como venganza por el asalto.
“Si no hubiera defendido mi vida, estaría muerta. Lamento lo sucedido, pero me alegra haber sobrevivido -declaró sin inmutarse en el juicio en su contra-. Lamento haberlo desmembrado”. Un psiquiatra que también dio su testimonio ante el juez sostuvo que la joven se había puesto zapatos rojos, un sombrero rojo y lápiz labial rojo antes de “preparar” a su esposo. Inicialmente, Omaima le dijo al doctor que había comido las costillas de su esposo, pero luego negó esta afirmación.
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