Mary y Beth Stauffer fueron raptadas en Minnesota en 1980 y la mujer soportó violaciones sistemáticas mientras intentaba proteger a su pequeña
El 16 de mayo de 1980, Mary Stauffer y su hija Beth vivieron una pesadilla que jamás podrían haber anticipado. Lo que comenzó como un día normal en Roseville, Minnesota, terminó en un secuestro que conmocionaría a la comunidad. Al salir de un salón de belleza, fueron abordadas a punta de pistola por Ming Sen Shiue, un hombre que había sido alumno de la clase de matemática de Mary 15 años antes y que había desarrollado una obsesión con ella.
Shiue, con una mente perturbada y una obsesión alimentada por años de fantasías, obligó a Mary a conducir hasta un lugar remoto. Allí, ató a la mujer y a su hija y las encerró en el baúl de su coche. Este fue solo el inicio de una serie de eventos aterradores que las llevarían a enfrentarse a situaciones de extremo peligro y crueldad.
Durante el trayecto hacia el lugar de su cautiverio, un incidente escalofriante marcó el verdadero nivel de la amenaza que Shiue representaba. Al detenerse para castigar a Mary y Beth por orar en voz alta, un niño de seis años, Jason Wilkman, notó algo extraño y se acercó. En un giro trágico del destino, Shiue capturó al pequeño Jason y lo metió en el maletero junto con Mary y Beth. Este acto desalmado culminó en el asesinato del niño, un crimen atroz que añadiría una carga aún más pesada de horror y desesperación sobre Mary y Beth.
Al llegar a su casa en Roseville, Shiue encerró a Mary y a Beth en un armario diminuto, de apenas 53 centímetros de ancho y 1,2 metros de largo. Este espacio claustrofóbico se convirtió en su prisión durante los siguientes 53 días. Shiue reveló su verdadera identidad y su obsesión con Mary, admitiendo incluso haber irrumpido en la casa de sus suegros años antes para amenazarlos.
Durante su cautiverio, Shiue filmó las violaciones diarias de Mary, que en ocasiones duraban horas, y repetidamente la amenazaba a ella y a su hija. Una vez, llegando intentó asfixiar a la niña hasta que Mary lo besó para detenerlo. A pesar de las brutales rutinas de abuso, Shiue mantenía apariencias de normalidad: todos los días iba a trabajar a su tienda de electrónica y dejaba a Mary y a Beth encadenadas en el armario. La única ocasión en que las sacó fue para llevarlas a una feria de empleo en Chicago, atadas en la parte trasera de una caravana Winnebago.
A pesar del miedo constante, Mary encontró maneras de mantener la esperanza viva. Observaba cada detalle, buscando cualquier oportunidad para escapar.
La comunidad desconocía el horror que Mary y Beth estaban viviendo, hasta que Mary logró hacer algo increíble. El 7 de julio, después de 53 días de terror, mientras Shiue estaba fuera trabajando, Mary notó que un pasador en la bisagra de la puerta del armario estaba flojo. Con determinación y calma, lo retiró, liberando así el cierre que las mantenía prisioneras. Al salir, usó el teléfono de la casa para llamar a la policía. En cuestión de minutos, las autoridades llegaron, encontrando a Mary y Beth escondidas pero seguras. Aún encadenadas entre sí.
La captura de Ming Sen Shiue marcó el final de una odisea de terror para Mary y Beth Stauffer, pero también el comienzo de un largo camino hacia la justicia. Shiue enfrentó dos juicios: uno a nivel federal por el secuestro de Mary y Beth, y otro a nivel estatal por el asesinato de Jason Wilkman. Durante el juicio federal, Shiue mantuvo un silencio inquietante, pero en el juicio estatal, su verdadera naturaleza violenta salió a la luz cuando intentó atacar a Mary en la sala del tribunal, cortándole la cara con un cuchillo que había logrado infiltrar. Este acto de desesperación subrayó la gravedad de sus crímenes y dejó a Mary con una herida que requirió 62 puntos de sutura.
Shiue fue declarado culpable en ambos juicios y sentenciado a cumplir simultáneamente 30 años a cadena perpetua por secuestro y 40 años por asesinato. A pesar de sus intentos de obtener la libertad condicional en 2010, permanece encarcelado.
“Cada día nos preguntábamos si ese sería nuestro último día de vida”, dijo Mary a la revista People sobre su experiencia.