Abraham Sequeda: ¿Cómo imaginas a Venezuela en cinco años?

Abraham Sequeda: ¿Cómo imaginas a Venezuela en cinco años?

Parece ser una pregunta fácil de responder, teniendo como posibilidades algunas tales como: igual, peor o mejor. Definitivamente el momento, antecedentes y anhelos parecen exigir mucho más que eso.

Siendo pragmático, cada quién escudriña este futuro de acuerdo a sus experiencias o expectativas más auténticas, seguidamente con una forma más estructurada, el venezolano puede extender el análisis a la percepción como ciudadano de este país, de lo que resulta definitivamente una mala práctica, lo que se debe mejorar o aquello que no existe definitivamente (porque nunca lo hubo o se perdió).

A decir verdad, independientemente del área de desempeño, por ejemplo, si se trata de un profesional de la salud, docente, un ciudadano de libre ejercicio profesional en áreas del derecho, medicina, ingeniería, entre muchos otros; sus propias perspectivas laborales de un mejor porvenir, todas atraen la existencia de una economía nacional sólida, transparente en el manejo de los presupuestos y la rendición de cuentas de las instituciones públicas.





Una economía fuerte también, como resultado de la actividad empresarial-industrial privada consciente de que todos sus servicios y productos, pueden generar impacto positivo o negativo sobre un ser humano; más aún, que la competencia no se fundamenta en ofertas ficticias sino en la calidad y el cumplimiento de sus responsabilidades.

Tener una economía estable, que no sea una mera consecuencia fugaz de las decisiones ejecutivas en el manejo del presupuesto. Contar con el Estado eficiente y muy alejado de uno gigantesco, amorfo, todopoderoso, sumiso a un gobierno “distribuidor de riquezas”; es decir, disponer de los recursos de todos sin rendición de cuentas, amparado probablemente en la corrupción y la fuerza impuesta por los llamados “cuerpos de seguridad” para someter tanto a personas naturales como jurídicas.

Con poderes públicos sólidos y no hilachas de un ejecutivo u otra figura equivalente, para tener la posibilidad de optar a un futuro promisorio que vaya tomando cuerpo. Imaginar un código de leyes, reglamentos y normas que mantengan su jerarquía para no colidir entre sí, evitando arrastrar cualquier mala intención en devorar el Estado de derecho.

A fin de cuentas, como ciudadanos, seres individuales que proyectan sus propias necesidades sentidas y reales a su círculo más cercano, que deben batirse diariamente por alcanzar una forma de vida plena, las exigencias por un porvenir decente va en el sentido de tener todos los días y en adelante, la garantía de poder adquirir sus rubros básicos que permitan alimentarse adecuadamente, cuidar o recuperar su salud, trasladarse y mantenerse comunicado constantemente, contar con fuente de energía eléctrica confiable, servicio de agua potable y gas del que se disponga.

No deberá repetirse la historia triste de personas desplazándose por todo el país para llegar a las capitales, principalmente a Caracas para atender problemas de salud, tener mejores ingresos o al menos tenerlos; abarrotar los hospitales y otros centros de salud “públicos” en la búsqueda de una gratuita salud que no existe.

Menos todavía, deberá ocurrir otra diáspora de conciudadanos dejando en garantía a la nada sus sueños, su familia o sus más preciados y pequeñas cosas de valor familiar para salir de su país también en busca de oportunidades de vida.

@abrahamsequeda