La elección presidencial que se celebrará dentro de tres domingos en Venezuela está marcada por no gozar de transparencia, equilibrio y falta de observación internacional, sin dejar por fuera que tampoco ha sido justa y competitiva.
Ya no hace falta preguntarse ¿Qué hizo Maduro para hoy ser despreciado por la gran mayoría de los venezolanos? La respuesta es que desde el primer día fue impuesto por Hugo Chávez, gobernó de manera prepotente, es señalado de violar derechos humanos por lo que es investigado en la propia Corte Penal Internacional (CPI); y una de las muestras es que actualmente hay más 300 presos políticos.
Por otra parte, acabó con la economía, fue poco solidario y se olvidó hasta de los suyos, tanto así que hasta el Partido Comunista de Venezuela, que también es responsable de este desastre, lo abandonó; no construyó ni un hospital, vivió de las excusas de las sanciones y de toda esa retórica aburrida y atrasada del fulano y fracasado “Socialismo del siglo XXI”.
Cuando revisamos los números para reafirmar que Maduro está derrotado vemos los históricos de los estudios de opinión y observamos que Nicolás en el 2013 le ganó a Henrique Capriles por 200 mil votos, cuando se esperaba que lo hiciera de forma arrolladora pues un mes antes había muerto Hugo Chávez y su recuerdo estaba fresco; luego en el 2018 se reelige en una contienda electoral donde la verdadera oposición venezolana no participó por lo que el mundo desconoció dichos resultados.
En el 2020 la pandemia le benefició y se mantuvo en el poder hasta la fecha de hoy pese al descontento del pueblo.
En el 2022 Maduro logró llegar a 24% en evaluación de su gestión según el estudio del tercer trimestre de Consultes 21, por todo aquello del invento de la recuperación económica que terminó en más corrupción y en una burbuja que les duró poco porque les explotó en la cara en el 2023.
Pero hay más, veamos estas cifras demoledoras del CNE que afianzan lo derrotado que está Maduro de cara al 28 de julio y que además dan cuenta de cómo pulverizó el respaldo popular-electoral que le dejó Chávez. En 2012 Hugo Chávez ganó con 8.191.132 votos; en 2103 Maduro es electo presidente con 7.587.579 votos; en 2018 es reelecto con 6.245.862 votos; en 2020 logran 3.722.656 votos en la controvertida elección de la Asamblea Nacional; mientras que en los comicios regionales de 2021 sacaron 3.595.490 votos, pero gracias al “Gran Polo Patriótico”.
Con algo de presión y de cálculo firmó en el 2023 el Acuerdo de Barbados, se vio obligado a dejar realizar la Primaria de la oposición donde ganó María Corina Machado. Tras estos resultados se mantiene la Unidad de la oposición, aumenta en los venezolanos la intención de votar y resurge como nunca antes la esperanza de cambio en el país. Maduro sacó mal los cálculos con ese evento que trató de boicotear con dirigentes de la oposición.
Iniciando el 2024 con fecha electoral en el calendario a conveniencia de Maduro, se mantiene la inhabilitación a la líder María Corina Machado y luego hace lo mismo con su sucesora Corina Yoris al no permitirle inscribirse, por lo que terminan aceptando al ex diplomático Edmundo González Urrutia a quien Maduro y sus asesores creían que era pan comido y fácil de derrotar por su edad y alto nivel desconocimiento, pero nuevamente el cálculo fue errado pues a las pocas semanas ya era más popular que Nicolás, y se convirtió en el representante del cambio.
Gran parte de las encuestas como Delphos, Consultores 21, Meganalisis, Jesús Seguías, entre otras, señalan que la diferencia entre el candidato opositor Edmundo González Urrutia de la Plataforma Unitaria y del chavismo-madurismo es superior al 30%, para ser muy conservador y trabajar en el peor escenario. Con esos números Maduro está derrotado.
Eso pudiera traducirse en una cuenta sencilla: si votan 12 millones de electores el 28 de julio, Maduro que cuente con el 30% obtendría 3.6 millones de votos proveniente del Psuv, empleados públicos y personas obligados a cambio de “beneficios”; mientras que Edmundo González Urrutia obtendría 6 millones 720 mil votos, contando que tiene el 56% de apoyo electoral. Esto quiere decir que Maduro no tiene posibilidad alguna de remontar, por lo tanto está derrotado.
La más reciente muestra de que el “Presidente obrero” está derrotado fue el simulacro electoral, donde se notó poca participación generando otra muestra de debilidad. Sin lugar a duda, su comando de campaña y con información del CNE, de la que gozan sólo ellos, ya sabe lo que tienen en votos movilizados, que por cierto, no llegan a los dos millones.
El cambio es indetenible en Venezuela, un mal ciclo de 25 años marcado por la pobreza y la miseria pronto se va cerrar; en las familias venezolanas permanece la incertidumbre de si Maduro y su gente aceptan o no los resultados, eso lo sabremos el 28 de julio, pero de momento lo que queda es organización, votar y defender el voto. Maduro está derrotado.