El Gobierno colombiano publicó este sábado un comunicado en el que advierte que “se agota el tiempo” para renovar el cese al fuego con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que acaba el próximo 3 de agosto, y pide a la guerrilla retomar la mesa de negociación, que se encuentra suspendida.
La delegación del Gobierno “de manera reiterada ha solicitado a la delegación de paz del ELN retomar las labores de la mesa para resolver de manera bilateral y constructiva las dificultades que se han presentado”, se lee en el comunicado.
Esta intención de sentarse a dialogar se ha hecho, según la delegación liderada por Vera Grabe, “siempre anteponiendo a otras consideraciones la necesidad de lograr cuanto antes la transición a la paz y la protección de comunidades que padecen los efectos del conflicto armado”.
Sin embargo, “las labores del proceso se encuentran paralizadas”, tanto los compromisos adoptados ya, como los de participación de la sociedad, “como la necesaria preparación de la prórroga del cese al fuego vigente, que expira en la primera semana de agosto, y cuya renovación exige trabajos y discusiones detalladas”.
El cese al fuego más largo
El 3 de agosto se acaba el cese al fuego bilateral y nacional más largo pactado con esa guerrilla, que ha tenido altibajos como cuando se confirmó que el ELN tenía en su poder al padre del futbolista Luis Díaz, Manuel Díaz.
Sin embargo, las partes trabajaron por reforzarlo e incluso la guerrilla mostró su disposición a dejar las retenciones con fines económicos, como la de aquel caso. Esto se extendió hasta que hace unas semanas, el ELN declaró que volvía a retomarlos.
El jefe negociador del ELN, Israel Ramírez Pineda, conocido como ‘Pablo Beltrán’, aseguró en una entrevista con EFE que eso no fue un “ultimátum” al Gobierno sino un “registro” de su “voluntad de seguir mirando una búsqueda de una salida a este asunto”, pues ellos se comprometieron a suspenderlo por 3 meses hasta que encontraran otra solución de financiación de la guerrilla.
“Nosotros nos vimos obligados a decir que hasta el 3 de mayo era el cese unilateral (de las retenciones con fines económicos) y esperamos que volvamos a retomar las discusiones, a ver si logramos un acuerdo en ese sentido. Entonces, no es un ultimátum sino un registro de que tenemos la voluntad de seguir mirando una búsqueda de una salida a este asunto que está previsto que sea incluido en las acciones prohibidas”, destacó el líder guerrillero.
Los problemas de la mesa
Las dos partes llevan desde enero sin celebrar ciclos formales de diálogos con el Gobierno -aunque sí se han hecho reuniones e incluso se firmó el primer punto de la agenda de paz- y las negociaciones están estancadas pese a que hay temas apremiantes que solucionar, como la renovación del cese al fuego bilateral que expira el 3 de agosto.
Todo ello porque la guerrilla se opone a los diálogos regionales que el Gobierno y la gobernación de Nariño hacen en ese departamento del suroeste colombiano con una facción escindida del ELN, los Comuneros del Sur.
El ELN quiere una negociación nacional liderada por su equipo negociador y no que haya acercamientos regionales con frentes o grupos que supuestamente dicen haber pertenecido a esa guerrilla.
Por ello, la propia jefa negociadora del Gobierno, Vera Grabe, le pidió en una carta hace unas semanas al presidente colombiano, Gustavo Petro que les aclare quién negocia con el ELN: si hay una negociación nacional que es la que llevan ellos; si ahora va a ser regional con el primer ejemplo en Nariño, o si van a ser procesos paralelos, que es lo que no quiere la guerrilla.
En el comunicado de este sábado, la delegación del Gobierno vuelve a insistir que ha pedido a la instancia de los diálogos de Nariño con los Comuneros del Sur que resuelvan esta situación “enmarcando su tratamiento dentro del diálogo social regional” y “reafirmando a la Mesa Nacional como la instancia de negociación con el ELN”.
EFE