El yoga es una disciplina que nunca me había llamado la atención. Siempre pensé que era un ejercicio demasiado lento, que era aburrido y que no tenía mucho sentido. Sin embargo, después de años renegando de él, acabé enganchándome. Ahora es lo primero que hago los sábados nada más levantarme y, por eso, se ha convertido en mi día favorito de la semana.
Por GQ
Si alguien me hubiera dicho esto en el pasado, no me lo hubiese creído jamás. Pero, ¿por qué? Básicamente siempre pensé que sería algo que se me daría mal y me daba vergüenza acudir a alguna clase de iniciación porque pensaba que no tenía ni la movilidad ni la fuerza suficiente, pero todo lo contrario. Acabé yendo un día a una clase por casualidad y la sensación al salir fue tan gratificante que me enganchó totalmente.
Todo lo que necesitas saber sobre el yoga antes de probarlo
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay muchos tipos de yoga y que, quizás, si lo hemos probado y no nos ha gustado, aún debemos darle una oportunidad a otra clase. Claro que al principio es complicado, sobre todo porque los términos son difíciles y solo conseguiremos aprendiéndolo a medida que vayamos aprendiendo y avanzando.
Uno de sus mayores beneficios es el hecho de que nos ayuda a mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la estabilidad. Esto es muy beneficioso cuando vamos haciéndonos mayores, ya que, al ser un deporte de bajo impacto, podremos mejorar nuestras capacidades físicas sin comprometer nuestras articulaciones. Así, también mejoraremos en otros deportes, porque nos ayuda en nuestra recuperación muscular.
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