Una multitud de venezolanos en una magnitud sin precedentes, se reúne dentro, al borde y en profundidad de calles, avenidas, plazas, puentes, azoteas, solo para ver lo más cerca posible, a dos personas que pueden reunir varias características, entre tantas: peregrinos.
En el paso por esta vida, aquí y ahora en Venezuela, se entrelazan los significados que ellos poseen en la construcción de una realidad muy diferente. Bajo las premisas para el largo aliento en la resistencia frente a una estructura de poder hostil y la consolidación de una magnífica unificación de fuerzas para la gran hazaña, sobresalen los venezolanos que están decididos y dispuestos a lograrlo.
Así pues y aunque no sean tierras extrañas para estos dos caminantes, porque están en su país, el recorrido para un objetivo fundamental en la historia seguramente representa una nueva aventura, la aventura de la liberación del país. Ellos han levantado admiración sobre un engranaje concebido para un fin común y ciertamente que su devoción por llegar hasta el más alejado o no advertida parte del territorio.
No es casualidad que esta campaña por la presidencia de la República sea fuera de serie. Guardando las distancias, puede existir una herencia espiritual coherente con un objetivo; así como en Venezuela se acostumbra asociar la independencia con dos días, el 19 de abril de 1810 y 5 de julio de 1811, ahora también en pleno 2024 una candidatura por partida doble es determinante.
En realidad, los peregrinos son como cosas peculiares o exóticas (según una de sus acepciones) y ciertamente que su travesía a través del país, sus acciones y eficacia van a dirigir la transformación de esta nación que parece por momentos extraña, para volverla a su esencia a lo reconocible y aún mejor que antes.
Por supuesto que toda forma de vida puede experimentar riesgos, más todavía a los peregrinos cuyo voto es luchar contra la maldad, desesperanza y la opresión. Venezuela no se escapa de estas prácticas, pudiendo decir que la intolerancia lleva a tratar los peregrinos como si no tuviesen derechos, pero tienen todo el derecho, más cuando son difusores de ideas tendientes a un anhelo humano, por lo que son merecedores de toda consideración, apoyo irrestricto y definitivo.
Ese apoyo se hace patente, porque sobre sus hombros se encuentra la tarea de marcar la diferencia entre lo que algunos convirtieron a Venezuela con lo que será, y de una población que va a reivindicar el concepto de libertad sintiéndose nuevamente en casa.
@abrahamsequeda