Miles de historias cruzan por la frontera de Estados Unidos-México, no todas las voces de los migrantes son escuchadas, pero esta mujer nos contó el viaje que emprendió para conseguir asilo político.
Por Univision
Para Carol Dayana la motivación para dejar Colombia fue enterarse de su embarazo, su pareja y ella sufrían violencia en el pueblo en el que vivían, pero el miedo a un camino largo y una probable deportación los frenó durante mucho tiempo, hasta que descubrieron que serían papás.
El 19 de junio de 2024 salieron de su pueblo y se dirigieron a Bogotá, al siguiente día tomaron un vuelo a Cancún, en el estado mexicano de Quintana Roo. Allí estuvieron varios días buscando un boleto de avión a Los Cabos, en Baja California Sur.
No consiguieron vuelos al destino que querían, pero tomaron uno a Tijuana, Baja California, el cual hizo una escala en la Ciudad de México. En la ciudad fronteriza contactaron a un coyote, quien por 400 dólares les dijo que los cruzaría a Estados Unidos.
Los llevó a una casa, en la cual solo había una colchoneta que tenían que compartir con un migrante guatemalteco, con tres meses de embarazo no le resultaba cómo dormir así, por lo que a veces optaba por acostarse en el suelo.
“Allí en la casa donde estábamos escondidos no nos daban ni agua”, relató la migrante colombiana.
La razón de buscar asilo político en EEUU
Dos días estuvieron escondidos en la casa de Tijuana, no sabían cuando cruzarían la frontera de México-Estados Unidos, pues las personas a las que les pagaron les dijeron que tenían que esperar a que no hubiera policías.
De pronto llegaron, era de día, les dijeron que agarraran sus cosas porque ya iban a “pasar”, los llevaron en carro hasta el muro, allí los esperaba el coyote.
“Puso la escalera, nos subimos y del otro lado botaron la escalera. Tuve mucho miedo de caerme, incluso me alcancé a lastimar las dos manos”, relató la joven.
Cuando estaban cerca del suelo americano, la policía mexicana llegó, intentaron quitarles la escalera, no lo lograron, pero a lo lejos avistaron a la Patrulla Fronteriza, ella se tiró de algunos metros de altura y le gritó a su pareja “bótate, bótate”, para que se tirara. Su mayor miedo era que quedaran separados por el muro fronterizo.
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