Apenas unos días antes de las elecciones presidenciales en Venezuela hay expectativa sobre lo que pasará en ese país, enmarcada en los derechos políticos y garantías electorales del Acuerdo de Barbados, firmado en 2023, entre el oficialismo y la oposición, que está unida por primera vez en décadas.
Al respecto, Giulio Cellini, consultor político y director de Log Consultancy, le dijo a la Agencia EFE:
“Vista la oportunidad de que se produzca el cambio político, vista la oportunidad de que la elección pueda resultar exitosa para los intereses de la oposición, se han unido electoralmente; es una unidad electoral (…) todos coincidieron, por fin, en la ruta electoral“.
De hecho, con la participación de todos los sectores de la sociedad y campañas masivas a lo largo del país, es la primera vez en décadas que la comunidad internacional no ha expresado “preocupación” por la legitimidad del proceso democrático en Venezuela.
“Estos comicios son claves porque son una oportunidad para que Venezuela regrese a la democracia”, sostuvo Brian Nichols, encargado del Departamento de Estado para América Latina, el miércoles 24 de julio.
Sin embargo, los expertos apuntan que es probable que, como es costumbre en Venezuela, ninguno de los dos bloques —derecha o izquierda— reconozca fácilmente su derrota electoral.
En medio de la incertidumbre repasamos las principales caras a tener en cuenta para entender estos comicios:
Edmundo González Urrutia, la esperanza de la oposición
Nadie lo vio venir. Edmundo González Urrutia era la tercera opción de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) por detrás de María Corina Machado y Corina Yoris, pero tras la inhabilitación de la primera y el bloqueo de la inscripción de la segunda tuvo que concurrir como candidato presidencial de la oposición. Ni él mismo lo vio venir y esto dijo tras su nominación:
“No esperaba ser el candidato presidencial, ya que jamás había competido por un cargo de elección popular”.
El diplomático de profesión, de 74 años —motivo por el que ha sido criticado por el chavismo—, estudió en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó como licenciado en Estudios Internacionales en 1970 y, más tarde, inició su carrera como diplomático.
Fue embajador de Venezuela en Argelia entre 1991 y 1993; luego embajador en Argentina, donde terminó su labor en 2002, ya con Hugo Chávez en el Gobierno, a quien acompañó en 1999 en uno de sus primeros viajes como presidente.
Sin haber militado políticamente en su vida, González se define a sí mismo como un político de centro. Se caracteriza por ser menos agresivo en sus formas de hacer campaña que Machado.
Con un hablar pausado, impropio del estilo político venezolano, ha conseguido aumentar su popularidad desde que aceptó postularse como candidato de la oposición en abril de este año.
“Acepto el inmenso honor y la responsabilidad de ser el candidato de todos los que quieren un cambio por la vía electoral”, dijo.
A pesar de no contar con un programa electoral claro, ha prometido mejorar la situación social de Venezuela. Es la esperanza de la oposición y también la promesa de cambio para la población.
“Hoy quiero hablarles especialmente a los millones de venezolanos que han tenido que abandonar su patria en busca de condiciones de desarrollo personal y profesional. Eso va a cambiar. Haremos que Venezuela vuelva a ser una tierra de gracia donde cada uno de ustedes encuentre condiciones para desarrollarse y crecer profesionalmente“, dijo González durante un mitin en Caracas el 20 de julio.
Queda por ver si su popularidad es suficiente para vencer a Maduro y al legado del chavismo. De conseguirlo se verá también si puede hacer cumplir todas las promesas de cambio de su campaña.
Más detalles en FRANCE 24