Los Juegos Olímpicos de París 2024 se pusieron en marcha este miércoles con las actividades en el fútbol masculino y rugby y este viernes los focos estarán puestos en la ceremonia inaugural que se realizará en el Río Sena con la participación de unos 9.000 atletas y con un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad para evitar cualquier tipo de problema en la fiesta que por primera vez en la historia se realizará en las calles, y con una presencia estimada de 326.000 espectadores.
Las autoridades francesas han dispuesto un despliegue de 45.000 efectivos entre personal de policía y gendarmería para garantizar la seguridad del evento y han diagramado un “plan especial” de control, aunque los dirigentes han afirmado que no existe ninguna “amenaza específica” para los Juegos. De todas maneras, el ministro del Interior en funciones, Gérald Darmanin, señaló que la amenaza terrorista general se encuentra en un nivel “extremadamente alto”, pero sin una advertencia concreta hasta el momento.
Esto no quita que para la inauguración de la fiesta del deporte en París se desplieguen patrullas policiales, controles en rutas, vigilancia aérea con helicópteros y lanchas rápidas en el río. El responsable del evento, Tony Estanguet, indicó en conferencia de prensa que la seguridad es la “prioridad número uno” y que existe un plan específico para proteger tanto la ceremonia inicial como todas las competiciones, incluyendo la Villa Olímpica donde se alojan los deportistas. Según The Guardian, la capital de Francia “está militarizada como en la Segunda Guerra Mundial”, con barricadas metálicas y zonas restringidas que afectan a ciudadanos y turistas.
Por su parte, el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, informó que habrá 30.000 efectivos por día durante los Juegos Olímpicos. Además, se incluirán 20.000 guardias de seguridad privados y 10.000 soldados en caso de ataque terrorista, bajo la Operación Sentinelle. Esta operación también ha implicado la construcción de una base militar en Bois de Vincennes y la utilización de hoteles, escuelas y universidades como alojamientos temporales para las fuerzas de seguridad. También habrá colaboraciones con fuerzas de seguridad de otros países, incluyendo la Guardia Civil y la Policía Nacional española.
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