Nicolás Maduro, una semana después de las elecciones en Venezuela, sigue en el poder y pareciera estarse saliendo con la suya. Aunque los resultados fueron claros, y hasta Estados Unidos reconoció a Edmundo González como el presidente electo del vecino país, nada ha servido. La represión ordenada por el dictador en las calles es brutal. El reporte, hasta el momento, habla de por lo menos 20 muertos, 1.000 detenidos y una gran cantidad de heridos y desaparecidos. Eso sin contar con 74 menores de edad presos en las calles. El panorama es tan desolador que María Corina Machado, principal apoyo de González, terminó anunciando su paso a la clandestinidad para proteger su vida y su libertad. El dictador la ha amenazado con cárcel, llamándola “terrorista”.
Por Semana
Hoy, cuando el pueblo venezolano lucha por la democracia, y su país está a la deriva, la comunidad internacional debe tomar cartas en el asunto, de manera decidida, para hacer respetar el histórico resultado de las elecciones del pasado domingo en las que Edmundo González obtuvo el 67 por ciento de los votos (7.156.462), según la oposición, tras verificar el 81 por ciento de las actas de votación que fueron recuperadas. Maduro, por su parte, registró el 30 por ciento de los votos (3.241.461).
El CNE se ha negado a contarles la verdad a los venezolanos y es cómplice del robo. Por eso, este viernes ratificó a Maduro como ganador con un porcentaje falso del 51,95 por ciento de los votos frente a un supuesto 43,18 por ciento de González. A diferencia de los opositores, la autoridad electoral venezolana, cooptada por la dictadura, no ha mostrado las actas ni ha sustentado los resultados. En cambio, el pasado domingo, en el primer conteo, suspendió la publicación de las actas y a la medianoche proclamó vencedor a Maduro.
Contra todos los pronósticos, el dictador sigue atornillado en el poder. Y lo más grave, con el apoyo de los militares liderados por el ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino, quien aseguró: “Estamos en presencia, sencillamente, así lo digo, de un golpe de Estado. Un golpe de Estado fraguado nuevamente por estos factores fascistas de la derecha extremista, apoyado, por supuesto, por los factores imperiales, el imperialismo norteamericano y sus aliados y sus lacayos y cipayos”.
Para leer la nota completa, aquí