En la noche del 20 de noviembre de 1871, el famoso Steinway Hall de Nueva York estaba repleto.
Por BBC
Unas 3.000 personas ocupaban no solo las sillas, sino también los pasillos y galerías, atraídas por la oradora de la conferencia “Los principios de la libertad social”.
Victoria Woodhull era, como reportó el New York Tribune, un nombre “asociado con todo lo que es sorprendente en la esfera de las ideas sociales”.
Eso garantizaba una velada llena de ideas escandalosas o edificantes, según el punto de vista.
Woodhull no defraudó. En medio de “una tormenta de aplausos y abucheos”, declaró: “¡Soy una amante libre!”.
“Tengo un derecho inalienable, constitucional y natural a amar a quien quiera, a amar durante el tiempo que pueda, a cambiar ese amor cada día si me place”, afirmó.
“Ni ustedes ni ninguna ley que puedan crear tiene derecho a interferir con ese derecho. Y tengo además el derecho a exigir un ejercicio libre y sin restricciones de ese derecho, y es su deber no solo concedérmelo sino también, como comunidad, velar por que yo esté protegida en él”, agregó.
“El amor libre nunca tuvo una defensora más audaz”, escribió el reportero del New York Tribune.
Para ese entonces, esa defensora ya era mucho más que “la suma sacerdotisa del amor libre”, como la apodaban.
Woodhull fue pionera en más de un campo.
Fue la primera mujer en hablar ante el Congreso y, junto con su hermana, en fundar y operar una firma en Wall Street.
También fue una de las primeras mujeres en crear un periódico.
Por si fuera poco, en 1870 anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, la primera mujer en postularse a tal cargo en la historia de ese país.
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