El aspecto de Henry Cavill es sano y fuerte. No es alguien al que imaginas fumando. Sin embargo, su trabajo le lleva a interpretar otras personas con sus costumbres y vicios. Es lo que le ocurrió cuando se dispuso a grabar su pequeño cameo en “Deadpool y Wolverine”. Su figura como Wolverine de otro multiverso (llamado cariñosamente ‘Cavillrine’ por Ryan Reynolds) le llevó a ponerse detrás del cigarro que caracteriza a Logan, lo que le costó una factura que tuvo que pagar con su propia salud.
“No solo tuvo ese cuerpo musculado y tonificado, sino que mantuvo el cigarro encendido en su boca durante todo el día que grabamos”, explica Shawn Levy, el director de la película, en declaraciones a The New York Times. “Recuerdo escuchar al día siguiente que Henry estaba malo del estómago porque estuvo inhalando humo del cigarro durante ocho horas seguidas, pero nunca hizo ningún aspaviento”.
La profesionalidad de Cavill estuvo por encima de lo que sentía fumando los cigarros que necesitaba. Mantuvo la boca cerrada y siempre estuvo a disposición de lo que quería el equipo de producción. Y es que su presencia fue madurada a lo largo de los años por parte de Levy y sus compañeros.
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