Cómo América Latina se convirtió en la fábrica de espías ilegales de Putin

Cómo América Latina se convirtió en la fábrica de espías ilegales de Putin

Los pasaportes argentinos de Ludwig Gisch (Artiom Dultsev) y María Rosa Mayer Muñoz (Anna Dulseva) (Infobae)

 

 

 





Un matrimonio argentino aparentemente común, una diseñadora de joyas peruana y un empresario brasileño comparten un secreto que ha expuesto una red de espionaje internacional: todos eran agentes encubiertos rusos que utilizaron identidades latinoamericanas para infiltrarse en Occidente sin levantar sospechas.

Según un informe del diario español El País, América Latina se ha convertido en un terreno fértil para la creación de identidades falsas por parte de los servicios de inteligencia rusos. Argentina, Perú y Brasil fueron algunos de los países utilizados por el Kremlin para fabricar las “leyendas” —las entidades encubiertas—, de sus agentes “ilegales”.

“Los agentes ilegales rusos han utilizado, en muchas ocasiones, países de América Latina —como Argentina, Perú o Brasil— para crear su nueva identidad, haciendo desaparecer de los registros a bebés fallecidos para robar sus nombres, sobornando a funcionarios de registros civiles de provincias remotas para conseguir certificados, y aprovechando la mezcla cultural de un continente variado y multicultural”, escribe María R. Sahuquillo, ex corresponsal desde Rusia del diario madrileño, en el informe publicado este domingo.

La importancia de estos agentes para Rusia ha aumentado significativamente desde la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. Tras la expulsión de cientos de diplomáticos rusos de países occidentales, Moscú se ha visto obligado a recurrir más a estos agentes de cobertura profunda.

El presidente ruso Vladimir Putin, con su experiencia como agente del soviético KGB y ex director de su heredero, el FSB, ha impulsado significativamente el programa de espías “ilegales”, según los expertos. El presidente ruso aparentemente valora en gran medida a estos agentes de élite. La complejidad de su preparación queda evidenciada en las palabras del legendario espía soviético Yuri Drozdov, quien afirmó que formar a un agente ilegal competente puede requerir hasta diez años de entrenamiento riguroso.

El caso más reciente y llamativo es el de Artiom y Anna Dultsev, quienes se hicieron pasar por ciudadanos argentinos durante más de una década con los nombres falsos de Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muñoz, respectivamente.

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