Debo confesar que las cartas llamadas “abiertas” me dan pena… ajena.
No solo porque generalmente son dirigidas a quien ni las pidió y menos le hará caso… sino porque rara es la vez en que quien la escribe está a la altura digamos institucional e intelectual del receptor.
Pero como toda regla trae su excepción hay casos en los que provoca escribirle una misiva a quien no la está pidiendo.
En este caso el receptor es el ex candidato presidencial Edmundo González Urrutia… vecino nuestro en Las Mercedes de Baruta… entonces de Miranda.
Motiva el que le escriba a quien no lo pide es que me extraña que un candidato que recibió algo más de seis millones de votos –copio último informe del CNE-… no haya consignado sus actas ante la autoridad correspondiente… sea el CNE o el TSJ.
Según aprendí en un curso que merced al doctor Enrique Tejera Paris tomé como parte de mi aprendizaje de político… si un candidato se siente robado… debe proceder a denunciar ante el organismo correspondiente.
No importa la real o presunta parcialidad de ese organismo… candidato que se siente robado debe denunciar.
Y con la denuncia se deben entregar todas las actas.
A tan efecto recuerdo que cuando Henrique Capriles fue candidato contra Nicolás Maduro… reclamó ante el TSJ… instancia en la que su tesis fue declarada sin base alguna… y fue multado por no tener las actas.
Para ese máximo tribunal Capriles fue irresponsable al denunciar basado en lo que le habían contado… sin presentar las actas.
En nuestro caso Edmundo González Urrutia debió comparecer… apoyado por los seis y pico de millones de votos que recibió… ante el TSJ que lo citó como a los otros candidatos… para que entregaran las actas de esta última elección.
Y para evitar la citación no vale decir que las actas las hizo públicas a través de una red privada de internet… que carece de legalidad alguna… tanto como un grafiti escrito a toda velocidad y con nocturnidad… sobre un muro.
¡Edmundo González Urrutia: seis millones y pico de electores tienen derecho a reclamar… como algunos me lo han dicho… todavía está usted a tiempo de pasar a la historia en otra categoría distinta a la de Juan Guaidò!