Nicolás Maduro había prácticamente usado todos los instrumentos de represión empleados por los regímenes de fuerza que los antecedieron en la historia del mundo. Solo le faltaban uno o dos, pero ya está avanzando en ese tema.
Pues, Nicolás Maduro está implementando el uso de campos de concentración para encarcelar a miles de venezolanos que expresen a viva voz su rechazo al régimen.
Al mejor estilo de la Alemania Nazi o de los Gulag de la era soviética; el propio Maduro dijo que estaba adecuando cárceles para usarlas como espacios para retener a las personas que manifestaran su repudio al fraude electoral cometido el pasado 28 de julio.
El propio Maduro anunció que serán trasladadas a las cárceles de Tocorón, en el estado Aragua, y a la de Tocuyito, en el estado Carabobo, miles de venezolanos que fueron detenidos por estar en desacuerdo con el fraudulento resultado electoral presidencial.
Los SS chavistas trabajan a marcha forzadas, día y noche; lleve, truene relampaguee, acondicionado esos campos de concentración para la oposición.
El saliente no tuvo a menos en reconocer que más de 2000 ciudadanos serán encerrados en esos infames centros por ejercer su derecho a expresarse abiertamente en contra de la ilegalidad cometida por Maduro y su séquito de secuaces.
Estos centros de aniquilación –convertidas en campos de concentración– son las nuevas técnicas violatorias de los Derechos Humanos que estos señores aplican con el objeto de quebrar el espíritu de millones de venezolanos.
Son centros donde encarcelan a las personas sin ningún respeto por las normas que habitualmente se aplican al arresto y la custodia, son campos de trabajos forzados, campos de prisioneros de guerra y campos de exterminio o campos de la muerte.
¿Por qué Maduro hace todo esto? Lo hace procurando intimidar a toda la nación, él pretende usurpar el poder en Venezuela a través del miedo y el terrorismo de Estado.
Maduro quiere reinar transformando a Venezuela es una gigantesca cárcel, donde vivamos con un toque de queda permanente y un silencio total para que el saliente puede reinar a sus anchas y hacer todas las marramucias que se le ocurra.
Él –con todos sus cómplices– quiere hacer de Venezuela un gran campo de concentración donde someta la voluntad de toda la población; sin embargo, esos deseos no se concretarán, pues la verdad se impondrá.
Y esa verdad es la que todos conocemos: Edmundo González Urrutia es el presidente electo de Venezuela y María Corina Machado es la gran vencedora de la elección presidencial del 28 de Julio.
Maduro no podrá contra el ímpetu de libertad de millones de venezolanos; no podrá contra el peso de la verdad que ya empieza hacer demasiado a tal punto que las costuras de su política internacional ya se abrieron con las posiciones de sus aliados izquierdistas del continente que ya no lo apoyan y se suman al llamado de “muestren las actas ya”.
Cada día estoy más convencido, Nicolás Maduro está perdido.