María Corina y María Fernanda Cabezas lo dicen sin culpa pero con un dejo de nostalgia: en su Caracas natal comían arepas todos los días. Eso cambió cuando las hermanas emigraron a Estados Unidos hace ocho años. La velocidad del estilo de vida no las dejaba disfrutar esa tradición culinaria tan importante para los venezolanos.
Por Sarah Moreno | El Nuevo Herald
Lo que hacía falta era una arepa que se cocinara en cinco minutos, identificaron las jóvenes empresarias, que la imaginaron como un pan o un waffle que se calienta en la tostadora. En medio de la pandemia lanzaron el negocio desde su casa en Miami. Ellas mismas hacían y entregaban alrededor de 200 arepas diarias. Hoy tienen una empresa de productos congelados, TOAST-IT, que incluye tres tipos de arepas, pandebono y empanadas, que se venden en 10 estados del país en Walmart, Publix, Whole Foods y Winn-Dixie.
“Al principio no sabíamos la respuesta del público, pero cada vez más personas venían y repetían”, dice María Fernanda, “Mafe”, rememorando que empezaron con un capital de alrededor de $20,000 de sus ahorros personales.
En un punto la demanda por sus arepas –veganas, sin azúcar ni gluten–, era tal que tuvieron que mudarse a una cocina industrial alquilada. Trabajaban 12 horas al día y cada vez recibían más órdenes.
“El emprendimiento está asociado a nuestra familia. Mis abuelos paternos emigraron de España a Venezuela después de la Guerra Civil Española y empezaron un negocio de acero que luego mi padre continuó y expandió con innovaciones”, dice Mafe, que considera que una condición fundamental para que un negocio triunfe es que su fundador crea en él.
“Hay que tener esa ética laboral de todos los días levantarse y cumplir un sueño”, dice María Corina “Coco”, la súper optimista, con experiencia en marketing, recursos humanos y manejo de datos, que forma un equipo dinámico con Mafe, más pragmática y experta en finanzas, planificación y cadena de suministros.
Lea más en El Nuevo Herald