Oscar Arnal: Por las buenas

Oscar Arnal: Por las buenas

Cuando llegó Juan Vicente Gómez al poder los aristócratas dijeron “es problema de un semestre”. Lo tildaron de “bruto” y todavía uno encuentra gente que dice que Gómez era analfabeta. He leído algunas de sus cartas y siento que son buenas, especialmente para un hombre de su época y lugar. Gómez manejó al país como su hacienda personal y en el poder se rodeó de intelectuales, agotados de luchar por décadas contra la corriente. Gobernó 27 años y violó innumerables derechos humanos: encarcelando, torturando y asesinando. Hay autores que alaban su obra, como los positivistas que lanzaron la tesis del “Gendarme necesario” o “Cesarismo democrático” para aprovecharlo. Otros, como Mariano Picon Salas, acertadamente señalaron que el siglo XX venezolano comenzó a partir de su muerte en 1936. Entregó en bandeja de plata la explotación petrolera, a tal punto que permitió que las empresas petroleras hicieran las leyes del crudo. Como tirano se aferró al poder hasta la horrible enfermedad que por semanas lo atormentó hasta producirle la muerte. Alguien dijo que los gritos de dolor del sátrapa traspasaron las fronteras de Venezuela.

Con relación a la subestimación de Gómez, en parangón al actual presidente de “hecho”, sucedió lo mismo. Incluso al actual le pusieron un sobrenombre que tiene relación con el animal que tienen como emblema los “Demócratas” en los EEUU. Maduro es el tercer presidente que por más cantidad de años, de manera ininterrumpida ha ejercido el poder. Además lo ha hecho sin contar con la avalancha de petrodólares que tuvo Chávez y su carisma inmenso. Llegó a Miraflores sin contactos con los medios de comunicación social y los sectores pudientes de la población.

Algunos piensan que la única salida es la de la fuerza y que la vía electoral está agotada. Sin embargo, desde mi punto de vista hay que agotar el diálogo, antes de la vía teológica del Derecho a la Rebelión. En su ejecución pueden producirse muertes, laceraciones y una gran destrucción. Heridas nacionales que pueden tardar mucho en cicatrizar. Aún peor sería una intervención militar extranjera al estilo de lo ocurrido en Panamá contra Noriega, que avalarían con una sentencia de la Corte Penal Internacional como sucedió en Libia.





Hay presidentes a los que la historia reconoce por haber dejado el poder a pesar de que todavía tenían fuerza para sostenerse. Bolívar, el Padre de la Patria marcó la ruta. Una vez que se dio cuenta, que su sueño de la Gran Colombia era insostenible, tomó rumbo a Europa, aunque murió en el camino que lo conduciría al barco.

Páez, el centauro de los llanos, el “Gengis Kan” venezolano, el gigante prócer que trajo en apoteosis los restos del Libertador a Caracas, como había sido el propio deseo de Bolívar, en su autobiografía relata que nunca ha debido gobernar esos dos años, los últimos de la Guerra Federal: “hubiera preferido morir antes” escribió. Páez se fue por la puerta grande de la historia, como había entrado, a pesar del parricidio contra Bolívar, el mismo que había perpetrado el Libertador contra Miranda. Como narra Uslar Pietri en las “Lanzas Coloradas”, Páez fue capaz de sumar a esa inmensa multitud de llaneros, que antes habían abrazado las banderas españolas bajo el liderazgo de José Tomás Boves. Páez firmó el “Tratado de Coche”, que puso fin a la “Guerra Larga”, “Guerra Federal” o “Guerra de los 5 años”. También en sus memorias afirmó que nada era más destructivo que las confrontaciones internas, “El bien mayor es el de la paz”. El sabio Vargas, el rector magnífico de la Universidad Real y Pontificia de Caracas, el albacea del Libertador, el médico que preparó los restos de ese personaje sin parangón en la historia universal que fue Bolívar y presidió la comisión que fue a buscar los restos del Libertador a Santa Marta, a quien Paéz restituye en el cargo después de la “Carujada”, al poco tiempo y a sabiendas de lo mucho que podía aportar en otros campos, renunció al poder.

José Tadeo Monagas tardó en arrancar de Venezuela después de tratar de entronizarse al concluir su segundo periodo, lo que casi le cuesta la vida. Lo persiguieron para lincharlo, pero pudo asilarse en la legación francesa. El canciller Urrutia tuvo que dejar el cargo al otorgarle el salvoconducto. Francia e Inglaterra bloquearon las costas venezolanas. Ese inmenso venezolano que fue “Fermín Toro”, quien se negó cuando se iniciaba “el monagato” a volver al parlamento ante el llamado “fusilamiento del Congreso”, “Fermín Toro no va porque Fermín Toro no se prostituye”, ratificó el salvoconducto y así la patria con la salida de Monagas volvió a la paz que interrumpieron de manera frecuente los caudillos. Cuando Monagas llegó al poder traicionó a quienes le permitieron alcanzarlo y el Congreso inició un juicio para deponerlo. Envió a unas turbas para disolverlo. Hubo muertos y heridos. Después uno de sus ministros le dijo que con interpretar la Constitución de manera sesgada era suficiente. Entonces expresó una frase que define a las tiranías “la Constitución sirve para todo”.

Guzmán Blanco “el ilustre Americano”, “el autócrata civilizador”, en el tiempo que se denominó “la adoración o adulación perpetua”, que había gobernado un quinquenio, se había ido a París, había después de dos años gobernado un septenio, y había vuelto para gobernar con la Constitución Helvética que había impuesto, cuando se percató que el derribo de sus estatuas, (como las que hoy se han derribado de Chávez), era un signo de lo que venía, le dijo a su esposa descendiente directa de los Ibarra, edecanes del libertador “Ana Teresa nos vamos porque las gallinas están cantando como gallos”, tomó sus “corotos” y se fue para siempre a gozar de París, “la ciudad luz”, la que inspiró a Guzmán en su remodelación de Caracas y la que sido modelo de tantas otras ciudades incluida Washington. Guzmán le había expropiado inmensos bienes a la Iglesia.

Joaquín Crespo después de su segundo mandato, cometió el fraude electoral contra el carismático Mocho Hernández para dejar en el poder a su segundón Ignacio Andrade. Al poco tiempo estallaron las revueltas, siendo abatido en la Mata Carmelera. La gente entonces decía “Por fin el Mocho mató a Joaquín”. Una bala perdida también había dado muerte tiempo atrás “Al Valiente Ciudadano” Ezequiel Zamora, el verdadero líder de la revolución federal, que terminó naufragando en la frase del “padre de la mentira” Antonio Leocadio Guzmán, al que le preguntaron por qué se había declarado federal, contestó “si nuestros enemigos se hubieran proclamado federalistas nosotros habríamos levantado las banderas conservadoras, pero como tomaron las conservadoras nosotros abrazamos las consignas federales”. Antonio Leocadio Guzmán había fundado el partido Liberal para oponerse al Conservador de Páez y Santos Michelena. Cuando murió y declararon sin esperar el tiempo debido, las honras del Panteón a Antonio Leocadio Guzmán, ni su hijo, que disfrutaba la “belle époque” regresó, para acompañar las ceremonias. El mismo general Ignacio Andrade, ya sin Crespo y ante el avance de Cipriano Castro, que al comienzo de su periplo con los “60” había incluso huido hacia adelante, decidió no confrontar a los que nunca habían gobernado y venían de las montañas andinas, que siempre habían sido marginadas y gobernadas por los capitalinos. Hay historiadores que explican que Gómez en vez de dejar a alguno de sus hijos en el poder, le pasó el relevo a “López Contreras”, quien acuñó la frase “calma y cordura”. López Contreras se eleva en la historia debido a que había sido designado para gobernar un periodo de siete años y sin embargo el Congreso gomecista que le obedecía, aquel ante el que se presentó Betancourt y afirmó que lo hacía “con el pañuelo en la nariz”, acortó el periodo a cinco años y estableció la no reelección inmediata que también se aplicó a él mismo. El caso de Medina, “el hijo ilustre del Tachira”, es emblemático. Se fue como él mismo ha señalado para evitar un derramamiento de sangre. El juicio de Medina ante la historia crece en el horizonte por su talante de presidente que se abrió a la legalización de los partidos, sin además pretender cambiar la Constitución para perpetuarse. Le faltó poco para concluir su mandato. Cometió el grave error de que cuando todos los venezolanos querían elegir al próximo presidente por elecciones universales, directas y secretas, se aferró a que la designación del primer magistrado nacional la siguiera realizando el Congreso que dominaban los presidentes. Además el candidato de consenso Diógenes Escalante, quien había entablado una buena relación con el presidente Truman y había estado también como embajador en Francia, según sus propios familiares se comió o tomó algo que lo enloqueció. Existen versiones que también señalan que la alianza de Medina con los comunistas en la alborada de la guerra fría y la exigencia a las petroleras del mitad y mitad (fifty fifty) influyó en su derrocamiento. En el supuesto de que esa tesis sea la correcta, “el tiro les salió por la culata”. Betancourt, padre de la democracia que comienza en Puntofijo junto a Caldera, había sido el secretario de organización del partido comunista en Costa Rica, cuando los militares fascistas subyugaron América Latina. Los adecos al llegar al poder declararon “la segunda independencia” y profundizaron la política petrolera de Medina.

De igual manera, al llegar al poder el estadista Rafael Caldera, quien lideraba el partido Demócrata Cristiano, corriente de centro derecha a nivel mundial, y a quien sus adversarios habían acusado de “retoño póstumo del gomecismo”, ubicándolo en la extrema derecha, denunció el “tratado de la nación más favorecida” con el que se nos hacía difícil establecer relaciones ganar ganar con otros países y especialmente con países hermanos. Por cierto, Caldera también citaba que la paz había que perseguirla hasta más allá de los mares, la paz aunque a veces al pactar con el enemigo sea amarga, aquella del “pozo de agua salada”.

Pérez Jiménez, al que alguno de sus acólitos llamó “el general intumbable”, supo partir a tiempo, le había dicho Llovera Paez que “pescuezo no retoña”, se montó en la “vaca sagrada” para después de otras vicisitudes terminar en Madrid, en medio de una vida plácida, dando entrevistas, leyendo, escribiendo y visitando de manera regular “el Parque el Recreo”.

Rómulo Betancourt, quien era un autodidacta, al llegar al poder como presidente de hecho en 1945, en el primer decreto que dictó, señaló que ninguno de los miembros de la junta cívico militar que se formó con la “Revolución de Octubre”, podía optar a la presidencia en el periodo inmediato siguiente. Lo llamaron el decreto “Harakiri”. Una década después de haber dejado el mando, Betancourt fue el primer presidente constitucional de la llamada “República Civil”. Gobernó Leoni, lo siguió el presidente Caldera (con “P” mayúscula) y Betancourt volvió de Europa, la alta cúpula adeca pensó que nadie le quitaría la candidatura al fundador legendario. Había regresado con su pipa ensalmada en Birongo. Betancourt recorrió Venezuela intensamente y se percató que su partido estaba muy animado con la candidatura del secretario general Carlos Andrés Pérez, quien como buen andino y recordando lo que Gómez le hizo a Castro, le ofreció el apoyo incondicional. Sucedió lo impensable, Rómulo dejó a Carlos Andrés como candidato. A sabiendas que podría repetirse aquello de “la patada histórica”. Y cuando Betancourt le comunicó la decisión a su cónyuge la doctora René Hartmann, una mujer culta, pero con grandes agallas, se fue del lecho conyugal, para volver pronto a sabiendas que estaba ante un hombre inmortal. Rómulo un profundo conocedor de la historia sabía aquello “de que segundas partes nunca fueron buenas”, y en su caso, hubiera sido la tercera. En el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, un parlamento y una Corte Suprema adeco-copeyana, lo echó del poder. Ha podido sobornar a sendos magistrados de esa Corte o producir un autogolpe con su alto mando militar. Allí recordando a Páez, ante el triunfo de la “Rebelión de los náufragos” dijo que “habría preferido otra muerte”.

La historia de la campaña de 1967 tendrá que escribirse más allá de un ensayo. Caldera decía que con la candidatura de Uslar, quien era también un “hombre de estado” con gran “auctoritas” pretendían dividirlos. Uslar además de “hombre de letras”, había sido presidente de “Ars” publicidad, de manera que conocía a fondo la forma de mercadearse. Su candidatura con el símbolo de “la campana” triunfó de manera apabullante en Caracas, sin embargo como los partidos que apoyaron a Uslar no tenían suficientes estructuras electorales no pudieron probar su triunfo a nivel nacional. Uslar como Vargas Llosa en Perú se dio cuenta que como escritor e intelectual podía también hacer grandes aportes y no intentó a pesar del impresionante número de votos obtenidos volver a presentar su aspiración presidencial.

El expresidente Luis Herrera ejerciendo años más tarde la presidencia de COPEI, ha podido como máximo y respetado líder del partido verde optar a la presidencia, sin embargo no cayó en esa tentación diabólica. Siguió siendo el mismo hombre sencillo de siempre, “excomulgado” por uno de los grandes medios de comunicación social.

Los sabios griegos ya estaban convencidos de lo nefasto que es que alguien se perpetúe en el poder. En Grecia el dictador Pisístrato abrió el camino a la alternancia y la democracia. Mucho más tarde nuestro padre Bolívar en un momento estelar, inspirado en la ilustración, en su discurso ante el Congreso de Angostura señaló: “nada es más peligroso que alguien permanezca de manera indefinida en el poder, el que permanece se acostumbra a mandar, el pueblo se acostumbra a obedecer, de donde surge la usurpación y la tiranía”. Lord Acton prestigioso filósofo y político Inglés dijo en la misma dirección: “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”…
En días pasados visité el Museo Bolivariano, en la exposición tenían tenían libros del propio “Libertador”, uno de ellos de ese genio inspirador de la “Revolución Francesa” que fue el barón de Montesquieu, su tesis será siempre como una cláusula pétrea: “la única manera de frenar un poder fuerte, es con otro de su misma dimensión, tamaño y proporción”… “Para evitar la usurpación y que existan poderes muy fuertes, hay que dividir el poder mismo, todo lo que sea posible y necesario”. Los anglosajones resumieron esto en una frase: “check and balance”. Control permanente y simultáneo, equilibrio y balance de poderes. La idea de que en Venezuela se aumentaron de tres a cinco los poderes fue muy acertada, lo que es derecho vigente, aunque ineficaz de acuerdo a la sentencia que salió del Tribunal Supremo de Justicia usurpando competencias del Poder Electoral al ratificar como presidente a Maduro. Bolívar propuso que para que el parlamento pudiera extremar su papel fiscalizador debía haber una Cámara específicamente de “Contralores”. De manera que el Congreso debía ser tricameral, inspirándose en las ideas de Montesquieu.

Siempre, pero especialmente cuando alguien está en el poder debe responder las grandes preguntas filosóficas. “¿Quién soy?“, “¿Por qué estoy aquí?”, “¿A dónde voy?”, “¿De dónde vengo?”, “¿Cuál es mi misión?“, “¿Qué debo hacer?” “¿Cual es el deber ser?” “¿Dónde está la verdad?”…En el antiguo testamento y en la Torá está escrito que Dios le concedería al Rey Salomón lo que le pidiera, el hijo del Rey David le señaló: “dame un corazón justo y sabio para gobernar a mi pueblo”. Miguel de Cervantes, el escritor del Quijote, “el manco de Lepanto”, inspirado en el relato bíblico después de nombrar gobernador a Sancho de la isla de Barataria, le concede lo que Dios al Rey Salomón. Desde el punto de vista teológico la vida y el poder son para servir a los demás, no para servirnos a nosotros mismos. Los griegos también dijeron que la felicidad estaba en el actuar conforme a las convicciones morales, a la verdad, al deber ser y al amar al prójimo.

Henry Kissinger, un judío brillante como tantos otros Premios Nobel que solo adoran al Dios de Moisés, que estudió en Harvard y llegó a ser el secretario de Estado de Richard Nixon, fue el artífice de ese maravilloso encuentro entre los presidentes Mao y Nixon. El diálogo como razón de estado es una necesidad. Hay muchos que critican que el presidente de los EEUU se reúna con Putin, con el presidente Xi Jinping de China o con el de Corea del norte como lo hizo Trump. Sin embargo el diálogo razonable y razonado es un imperativo. Del diálogo sincero y racional siempre surge el camino de la verdad, del desarrollo y de la paz.

El reto que tenemos los venezolanos y el mundo en general también es buscarle solución al problema que se ha creado con las elecciones. Personalmente el día de los comicios estaba en un centro donde se había montado un operativo, como siempre se hace en materia electoral, de conteo rápido o “quick count”. Temprano en la noche ya teníamos los resultados, los mismo coincidían con la gran mayoría de las encuestas, algunas de ellas publicadas días antes en el New York Times. También habíamos recibido los cómputos de un par de organizaciones que habían hecho tal cual y siempre se realizan en todo el mundo las encuestas a boca de urna, llamadas exit poll. Todo ratificó los resultados: 30% para el señor Maduro y 67% para el diplomático Edmundo González, quien había servido durante el gobierno de Chávez alrededor de dos años como embajador en Argentina.

En el Eclesiastés, libro de la sabiduría de las Santas Escrituras se lee “…de tus amigos cuídate, cuídate de que tus amigos no te engañen, cuídate de que entre ellos no se engañen”. Que el oficialismo adelantara unas elecciones que tenía pérdidas de lejos tenía que ver con una desconexión de la realidad. El párrafo recuerda la metáfora “El rey está desnudo”, nadie se atrevía a decirle al rey que paseaba en carnes, sin ropa, que estaba desvestido, hasta que apareció un niño valiente y gritó “el rey está desnudo”. Hoy sucede lo mismo, cuando se quieren desconocer unos resultados como “si el sol se pudiera tapar con un dedo.”

Esta profunda crisis nacional hay que transformarla en una gran oportunidad. Una salida sería convocar como se ha hecho en momentos parecidos, a una “Constituyente”, figura que está establecida en la propia Constitución y que puede asumir transitoriamente el poder. Para lograr equilibrar la representación, no sólo debería apelarse en la elección a un sistema de profunda representación proporcional de las minorías. Además de apelar a la figura histórica de “los designados” que quedarían nombrados en las bases constituyentes y que podrían ser un 20% de los constituyentistas, en el entendido que necesitamos para la constituyente un equilibrio y eso que llaman los constitucionalistas “un momento cooperativo”. Con el 20% y un 30% de los votos duros demostrados en los comicios por el oficialismo se procura un fifty fifty o 50 y 50 buscando la equidad.

Ese gran demócrata cristiano que fue Luis Alberto Machado, y que escribió “la revolución de la inteligencia”, habló de China como “el gigante dormido”. Hace unas décadas el gigante comenzó a despertar, y Maduro y Diosdado adoctrinados en el marxismo les podrían ser de mucha utilidad allá en el otro extremo del globo terráqueo. No saboreando los lujos asiáticos que se tienen como los más exquisitos, sino ayudándoles a entender a esa cultura colectivista con más profundidad el mal llamado “patio trasero de los EEUU”. Si después de la Constituyente no lo hacemos bien como no lo hizo Violeta Chamorro en Nicaragua, podrían regresar para implantar lo que también estarían destinados a aprender y que no sea el rumbo de la llamada “Revolución Cultural” ni la política de natalidad impuesta por Mao. El tiempo como decían los griegos “vuela, tiene alas en los pies”.

@OscarArnal
[email protected]