Ratas, aislamiento y presos hacinados: la dura vida de Daniel Sancho en su nueva cárcel en Tailandia

Ratas, aislamiento y presos hacinados: la dura vida de Daniel Sancho en su nueva cárcel en Tailandia

Daniel Sancho, escoltado por agentes de policía en Tailandia. (EFE)

 

Los primeros días de Daniel Sancho en su nueva prisión han supuesto para él un duro aviso de lo que tiene por delante. El chef fue condenado la semana pasada a cadena perpetua por el asesinato premeditado de Edwin Arrieta, así como por la ocultación de su documentación y su cadáver, que diseminó en varias partes por la isla tailandesa de Koh Samui. Pocas horas después de conocer el veredicto, el reo fue trasladado a la prisión de Surat Thani, situada en la península de Malawa, al sur del país.

Por larazon.es

Allí se encuentra desde el pasado jueves y su primera toma de contacto con el que será su «hogar», en principio, de por vida ha sido de todo menos positiva. Desde la pandemia de coronavirus, la ley tailandesa obliga a todos los nuevos presos a pasar unos días de aislamiento hasta comprobar que no están infectados. Sancho no cumple solo esta cuarentena, sino que se encuentra acompañado de otros reos con los que deberá convivir entre 6 y 10 días en un pequeño habitáculo.

Como parte de este aislamiento, tampoco puede recibir visitas y las llamas son más limitadas que en la prisión anterior. Ni siquiera podrá romper el hielo con el resto de sus compañeros y entablar conversaciones que le permitan distraerse, puesto que el inglés o el español no son idiomas que la mayoría de reos o el personal de prisiones entiendan.

Se espera que si el test de coronavirus es negativo, Daniel Sancho se incorpore esta misma semana a la que será su celda, en unas condiciones pésimas que distan mucho de las que «disfrutaba» en la cárcel de Koh Samui, que contaba con cerca de 500 presos internos. La de Surat Thani es una de las más saturadas de Tailandia y su censo supera los 5.000 reclusos, casi el doble de su capacidad. Los condenados se hacinan en los calabozos, que pueden llegar a albergar hasta 20 personas. En las imágenes que han trascendido del interior de la prisión se aprecian también unas pésimas condiciones de salubridad, y las ratas parecen campar a sus anchas en un espacio que comparten con los reos. Tampoco las noches serán fáciles para Sancho, puesto que las camas brillan por su ausencia y los internos duermen en una suerte de esterillas extendidas sobre el suelo.

A la espera de la sentencia

Mientras, el equipo encabezado por Marcos García-Montes sigue trabajando en el recurso de la sentencia, aunque lo hace sin poder haber accedido a ella todavía. Se espera que el fallo llegue oficialmente a las partes en los próximos días, y será entonces cuando se abra el plazo de apelaciones. Los abogados de Sancho todavía guardan la esperanza de conseguir reducir su condena y mantienen que actuó en legítima defensa, un escenario que eliminaría la premeditación de la ecuación y, por tanto, la cadena perpetua para el joven español.

Una inocencia que también defiende el propio Daniel Sancho, tal y como expresó en una conversación con su padre que el programa «Vamos a ver» ha hecho pública: «Es muy injusto todo. Todo ha sido un accidente, me quiero defender hasta el final, porque se va a demostrar. No entiendo una cadena perpetua. No es justo. No la entiendo. Porque yo únicamente me defendí, sólo me defendí. Estoy tranquilo porque confío en los recursos, confío en que salgan adelante. No tenemos otra vía posible».

En cualquier caso, no parece que Sancho pueda librarse de pasar al menos un año en su infernal prisión, puesto que la tramitación de los recursos suele alargarse durante ese periodo de tiempo en Tailandia. La defensa podrá recurrir hasta en dos ocasiones, una al Tribunal de Apelación y otra al Tribunal Supremo si tampoco quedaran satisfechos con la resolución del primero. Sin embargo, el letrado Juan Gonzalo Ospina, que ejerció como coacusación a lo largo del proceso judicial, advirtió a sus colegas de profesión de que las autoridades tailandesas podrían tomarse mal las peticiones de recursos y endurecer la pena, poniendo de nuevo sobre la mesa la posibilidad de que Sancho sea condenado a muerte.

Sobre la cadena perpetua de Sancho, Ospina se mostró “muy satisfecho” con el veredicto y manifestó que la intención de la familia de Edwin Arrieta nunca fue que se le condenara a muerte porque tienen fuertes convicciones religiosas.

 

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