The Washington Post: La guerra contra la libertad de expresión también se libra en democracias

The Washington Post: La guerra contra la libertad de expresión también se libra en democracias

La libertad de expresión está en peligro en varias de las principales democracias del mundo (Imagen Ilustrativa Infobae)

 

Tras varios años fuera del poder, el antiguo líder vuelve al cargo con una plataforma populista. Culpa a la cobertura periodística de su anterior gobierno de haberle costado la reelección. En su opinión, tolerar a la prensa independiente, centrada en la verdad y la rendición de cuentas, debilitó su capacidad de influir en la opinión pública. Esta vez está decidido a no cometer el mismo error.

Por The Washington Post

Su país es una democracia, por lo que no puede limitarse a cerrar periódicos o encarcelar periodistas. En su lugar, se dedica a socavar las organizaciones de noticias independientes de maneras más sutiles, utilizando herramientas burocráticas como la legislación fiscal, la concesión de licencias de radiodifusión y la contratación pública. Mientras tanto, recompensa a los medios de comunicación que siguen la línea del partido -apuntalándolos con ingresos por publicidad estatal, exenciones fiscales y otras subvenciones gubernamentales- y ayuda a empresarios amigos a comprar otros medios de comunicación debilitados a precios reducidos para convertirlos en portavoces del gobierno.

En pocos años, sólo quedan reductos de independencia en los medios de comunicación del país, lo que libera al líder del que quizá sea el obstáculo más difícil para su gobierno cada vez más autoritario. En su lugar, las noticias de la noche y los titulares de los periódicos repiten sin escepticismo sus afirmaciones, a menudo alejadas de la verdad, halagando sus logros y demonizando y desacreditando a sus críticos. «Quien controla los medios de comunicación de un país», afirma abiertamente el director político del líder, “controla la mentalidad de ese país y, a través de ella, al propio país”.

Esta es la versión resumida de cómo Viktor Orban, el primer ministro de Hungría, desmanteló eficazmente los medios de comunicación de su país. Este esfuerzo fue un pilar central del proyecto más amplio de Orban para rehacer su país como una «democracia iliberal». Una prensa debilitada le facilitó guardar secretos, reescribir la realidad, socavar a sus rivales políticos, actuar con impunidad y, en última instancia, consolidar un poder sin control que empeoró la situación de la nación y de su pueblo. Es una historia que se repite en democracias en proceso de erosión de todo el mundo.

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