El atípico ambiente que se vivió en el Estadio Monumental de Maturín en el partido de la Vinotinto contra Uruguay

El atípico ambiente que se vivió en el Estadio Monumental de Maturín en el partido de la Vinotinto contra Uruguay

 

Una nueva jornada futbolística se vivió en el Estadio Monumental de Maturín este martes 10 de septiembre de cara a las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial de Fútbol 2026, donde la Vinotinto se enfrentó a Uruguay (marcador 0 a 0), en lo que se esperaba fuera un día diferente, de alegría y celebración para los monaguenses y los fanáticos de otras regiones que fueron a aupar al equipo venezolano. Lamentablemente, no fue así.





Por: Corresponsalía lapatilla.com

En muchos sectores de la ciudad, el día comenzó con una “fiesta” de apagones desde antes de las 5:00 de la mañana, situación que se prolongó hasta pasadas horas del mediodía. En varias zonas de Maturín se contabilizaron hasta seis fallas eléctricas desde la hora antes mencionada y no fue sino hasta cerca de las 2:00 de la tarde cuando aparentemente se estabilizó el servicio.

Debido al inusual cierre de las entradas hacia Maturín, quienes llegaron en vehículos particulares desde otras regiones del país, debieron hacer un largo trayecto por otras vías que no estuviesen cerradas para llegar lo más cerca al recinto deportivo. A diferencia de los juegos anteriores, poco o nada se informó acerca de los estacionamientos disponibles para el público en general.

Desde las 12:00 del mediodía, las puertas del Monumental se abrieron para recibir a la fanaticada, personalidades y personal acreditado. Los periodistas y personal de prensa autorizado debieron caminar un trayecto de poco más de kilómetro y medio bajo un inclemente sol y una sensación térmica que superaba los 45°C, mientras que para los fanáticos el recorrido fue de unos tres kilómetros hasta el estadio, debido al perímetro de seguridad que se implementó.

Fueron al menos seis puntos de seguridad los que debían pasar las personas antes de ingresar a la llamada “Joya de Oriente”, en la que se revisaban a los asistentes para verificar que no portaran objetos prohibidos, entre otros, la bandera de Venezuela.

A través de las redes sociales, los usuarios expresaron su indignación ante la prohibición de usar el principal símbolo representativo de los venezolanos, calificando esta acción como un nuevo atentado a la libertad de expresión. Otros, por su parte, cuestionaron a la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) a la que calificaron de “vergüenza” por estas medidas implementadas.

 

Las restricciones no solo fueron estrictas para la fanaticada, sino también para los representantes de los medios de comunicación a quienes se les informó una vez dentro del estadio que no debían hacer ningún tipo de tomas o entrevistar a los aficionados a menos fuera lejos del perímetro de seguridad, es decir, a tres kilómetros de distancia.

Las limitaciones también incluyeron a los medios radiales, que no se les permitió el uso de las cabinas, como sí ocurrió en los tres juegos anteriores contra Paraguay, Chile y Ecuador. En esta oportunidad, las emisoras autorizadas para transmitir el partido tuvieron que conformarse con hacer su transmisión desde la tribuna, pese a que había ruido externo.

 

Seguridad excesiva

Luego de los bochornosos hechos ocurridos en el último encuentro el pasado mes de noviembre, cuando la Vinotinto enfrentó a su similar ecuatoriana, la seguridad en esta oportunidad fue extremada con funcionarios de diferentes cuerpos policiales, militares y de inteligencia, incluso, estudiantes de la Escuela de la Guardia Nacional.

Según cifras dadas a conocer por la gobernación chavista de Monagas, el despliegue de seguridad fue de unos 6.500 efectivos, que a muchos sorprendió. Sin embargo, las críticas llovieron contra la FVF debido a las prohibiciones, principalmente el uso de la bandera nacional, que quienes la llevaron, debieron dejarla en la entrada para poder ingresar al estadio.

Malos tratos a periodistas y medios

“Este ha sido el peor trato que los trabajadores de la prensa hemos recibido cubriendo un partido de la Vinotinto”, fue la expresión de una periodista del estado Bolívar que, por seguridad, reservamos su identidad.

Un grupo de comunicadores sociales y locutores varias emisoras que viajaron desde el estado Táchira, también manifestaron su malestar por el trato recibido por parte de los organizadores. En la parte logística, una de las quejas fue en relación con la hidratación, pese al intenso calor.

Una vez culminado el partido, los trabajadores de diferentes medios caminaron otro kilómetro y medio bajo una lluvia incesante, a diferencia de los juegos anteriores donde el transporte esperaba dentro del estacionamiento del Monumental.

Para los fanáticos, la situación fue peor, ya que al culminar el encuentro debieron caminar un larguísimo trecho, muchos con niños a cuesta, debido a que no había unidades de transporte para el retorno de los asistentes. Las personas caminaron a lo largo de la avenida Bella Vista en medio de una oscurana, a causa de un apagón que afectó en horas de la noche varios sectores adyacentes a esta importante arteria vial.

Gregorio Castañeda, quien acudió con su nieta de 8 años, contó lo que calificó como una “desagradable experiencia”, pues las entradas tenían diferentes ubicaciones, y los organizadores pretendían separarlo de la menor, por lo que optó por retirarse del coso deportivo, aproximadamente a los 15 minutos de iniciado el partido.

 

Estadio no tan lleno

Otro detalle a destacar fue que a pesar de que las entradas estaban agotadas desde hace tres semanas, la localidad no estaba a su máxima capacidad, como se esperara que ocurriera.

En estados de Whatsapp y redes sociales circularon imágenes de personas revendiendo boletos obtenidos gratuitamente, y en otros casos, fueron entregados a líderes chavistas y consejos comunales para evitar que gritaran consignas contra el régimen.

En el Marketplace de Facebook se podían conseguir entradas al doble de su costo, según la ubicación, entre 15 y 20 dólares, pese a que al reverso del boleto indicaba que su costo era de “REF 0”.

Entre las excesivas restricciones, la censura y la militarización que se vivió en el estadio, este partido dejó un sabor amargo en los hinchas. La algarabía, la emoción y las consignas contra Nicolás Maduro que se escucharon en anteriores juegos de la Vinotinto, quedaron atragantadas en un ambiente donde lo que reinó fue un monumental miedo.