Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas no sólo es muy peligroso para sí y para terceros, sino que expone a quien lo hace a recibir duras sanciones en caso de ser sorprendido por los agentes de tránsito.
Por Clarín
Tras dar positivo, el conductor es multado e inhabilitado para manejar. Y hasta puede ser arrestado, dependiendo de la gravedad de la infracción.
Pero en otros países como Estados Unidos, este tipo de infracciones puede terminar todavía mucho peor: si el conductor es un inmigrante legal o ilegal, hasta puede ser deportado o pueden negarle la ciudadanía.
Cometer una infracción de tránsito puede llevar hasta la deportación en casos graves o de reincidencia, lo cual será determinado por la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
En ocasiones, cuando la policía sorprende a un infractor, lo reporta al ICE. Sin embargo, la agencia también pueden elegir o no informar, si cree que el caso es de prioridad baja, que se refiere a una infracción menor.
Para las personas que tienen una residencia legal o están postulando al proceso de naturalización, también el manejar en estado de ebriedad es una falta que le generaría una revocatoria. Esta es una causal de inadmisibilidad o negación, por lo cual, los inmigrantes legales pueden perder su estado migratorio.
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