Una potencial ruptura de las relaciones comerciales entre Venezuela y España, tras la respuesta del Gobierno de Maduro a la petición del Congreso español de reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, tendría un efecto bastante limitado en las empresas españolas. Según el último informe de la Oficina Económica y Comercial de España en Caracas, las inversiones productivas españolas en el país latinoamericano ascendían a 507 millones en 2021, el último dato disponible. Dichas inversiones se concentran sobre todo en ámbitos como energía, banca, seguros y telecomunicaciones. En ese año, Venezuela ocupaba el puesto 50 en el ranking de inversiones españolas en el extranjero.
Por: El País
En clave energética, la relación entre España y Venezuela está —cómo no— marcada de principio a fin por el petróleo, el principal producto de importación pese al frenazo de los últimos años, a raíz de la grave crisis de la petrolera estatal PDVSA. Por ello, el 37% de las inversiones españolas están centradas en los combustibles fósiles, un epígrafe que también incluye el gas natural, y por una compañía, Repsol, la firma española con más peso en aquel país.
La invasión rusa de Ucrania, que ha llevado a cero las importaciones españolas de crudo procedentes del gigante euroasiático, ha elevado las compras españolas desde Venezuela, hoy en máximos de casi una década después de caer prácticamente a cero hace unos años. La sustitución es casi perfecta: el crudo de Caracas, como la mayoría del que llegaba de Moscú a los puertos españoles, es pesado. Ideal para que las versátiles refinerías españolas puedan producir carburantes de automoción, queroseno y otros derivados.
En julio, el último mes para el que la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) ofrece datos, Venezuela fue el quinto mayor suministrador español de crudo, con una cuota ligeramente superior al 7%. Por delante tiene a Brasil, Nigeria, México y Estados Unidos —países, todos ellos, que han disparado su huella exportadora hacia España en los últimos años—. Por detrás, sin embargo, también tiene varios nombres de colosos fósiles: Arabia Saudí, Irak, Canadá o Noruega. Tanto en 2021 como en la primera mitad de 2022, hasta que los efectos de la guerra en Ucrania no se hicieron plenamente visibles, España no importó ni una sola gota de crudo venezolano.
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