El plan estaba trazado: esperar los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Eso determinaría si emigraban o no, si Venezuela seguiría siendo su hogar o si tocaba empezar de cero en otro país.
Por Pableysa Ostos / Corresponsalía lapatilla.com
Esa es la realidad de una familia guayanesa. “Tenía esperanzas por los resultados, pero ya sabemos lo que pasó”, relata Tomás (nombre ficticio). La espera de esos resultados fue una decisión de su hija, la cual ya tenía sus papeles listos para emigrar nuevamente. Hace un año había regresado de Chile.
Tomás, su hija, su yerno y dos nietos (8 y 5 años) armaron maletas. Los cincos salieron desde San Félix el 8 de septiembre. Tomaron el bus en el terminal Batalla de San Félix, desde donde salen unidades todos los días para Santa Elena de Uairén, y el pasaje cuesta 30 dólares; para Pacaraima, 40 dólares; si el destino es Boa Vista el pasaje es 70 dólares, y hasta Manaus, 120 dólares.
En el caso de esta familia, su travesía comenzó en Ciudad Guayana hacia Pacaraima, y de ahí se trasladaron hasta Boa Vista para tomar un vuelo y así llegar a la frontera con Bolivia. Su destino final es Chile.
Tomás tiene 51 años y se desempeña como técnico de refrigeración. Su hija y su yerno, ambos de 28 años, en Venezuela se dedicaban a la economía informal. “Ellos vendieron su casa y una camioneta para costear gastos de pasaporte y viáticos”. Sus nietos van al encuentro con su papá (hijo de Tomás) quien ya tiene 5 años viviendo en Chile. Allá se casó nuevamente y se estableció.
“Decidimos emigrar por la situación económica que todos conocemos, el alto costo de la cesta básica y los bajos ingresos. Es insostenible mantener a las familias con pocos ingresos. Personalmente tengo pareja actual con dos niños de 8 y 2 años. Ellos quedaron en casa mientras llegamos a Chile. Empecé a trabajar con mi hijo, que también trabaja refrigeración allá”, comentó Tomás.
Las trabas
Pero el viaje no solo ha sido largo, sino también agotador porque han tenido que afrontar algunas dificultades. “Tras llegar a Santa Elena, nos trasladamos a Pacaraima para sellar pasaportes de salida en migración venezolana, pero se negaron a sellar el de mi nieta. Exigían el permiso internacional, ya que sus padres no viajan con nosotros. Su mamá nos dio autorización firmada por el consejo comunal y sellado por la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna), pero eso sirve para traslado nacional”.
“El papa, que es mi hijo, está en Chile y nos mandó un permiso que sacó por allá, pero igual la Policía Nacional Bolivariana (PNB) no quiso sellar. Querían que pagáramos 500 dólares para hacerlo. Nos negamos a pagar esa cantidad, ofrecimos 200 dólares y no aceptaron. Pasamos a la Policía Federal y hablamos de eso, consultamos y por ayuda humanitaria nos cedieron un permiso para la niña para transitar dentro de Brasil. Con eso podemos abordar el vuelo sin problemas en Boa Vista y llegar a Corumbá, que es frontera con Bolivia”, explicó el hombre.
Migrantes en Brasil
Desde la reapertura de las fronteras terrestres, los movimientos de personas venezolanas se han mantenido en niveles significativamente inferiores a los observados en la primera quincena de julio. A lo largo de la frontera con Brasil, antes del periodo electoral, las llegadas diarias de personas venezolanas se situaban en una media de 350. El 5 de agosto, la Policía Federal brasileña reportó la entrada de 378 personas (353 de ellas eran venezolanas), reseñó un informe de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Emigrantes de Venezuela (Plataforma R4V).
También detallan que, tras varios días de aumento gradual de las llegadas, “los movimientos parecen estabilizarse en los niveles anteriores a las elecciones. Según las actividades de seguimiento de un socio de R4V, entre los recién llegados, más de la mitad tiene intención de quedarse en Brasil, y alrededor del 44% prevé regresar en un futuro próximo. Sus principales motivos para abandonar Venezuela fueron la preocupación por las protestas postelectorales (31,4%), las oportunidades de empleo (25,7%) y el miedo a la violencia y los problemas de seguridad (22,8%)”.
Desde otras fronteras
Sobre la frontera de Colombia, el informe menciona que los movimientos observados “por los socios de R4V y Migración Colombia se mantuvieron en niveles bajos. En vista de la evolución de la situación en Venezuela, se han identificado casos de personas que necesitan protección internacional y se han remitido a las autoridades y a los socios para su asistencia, mientras que observaciones de un socio de R4V indican que unas siete de cada diez personas venezolanas están abandonando actualmente su país debido a los disturbios en curso y al temor a un empeoramiento de la situación”.
Mientras que por Ecuador (GTRM) observaron bajos niveles de movimientos de personas refugiadas y migrantes (inferiores a los observados habitualmente). Aquellos que tenían la intención de regresar a Venezuela han adoptado una posición de “esperar y ver”.
En Perú y Chile, las Plataformas Nacionales R4V destacan que, si bien no se han observado movimientos inusuales de población, los gobiernos han incrementado sus medidas de control fronterizo, 11 en el caso de Chile también desplegando presencia militar adicional a lo largo de la frontera con Perú, en preparación para un posible incremento de migrantes de Venezuela.
Desde Los Teques a Brasil
La historia de Janet (nombre ficticio) no es muy distinta a la de Tomás. Tomó sus maletas, en compañía de su hija, su yerno y dos nietos. Su destino: Brasil. Emprendieron su viaje hasta Ciudad Guayana, al llegar allí tomaron otra unidad para trasladarse a Santa Elena de Uairén y después a Pacaraima en el municipio Roraima, para seguir hasta su destino final.
“En Pacaraima había muchas personas esperando para tramitar los papeles; en Boa Vista había, pero no tantas. Nosotras pudimos tramitar el papeleo el mismo día, pero mi yerno tuvo que esperar un día más. Ya habían cerrado y le faltaban algunas cosas”, comentó.
Vendieron todo, no dejaron nada en Venezuela. “Era la única forma de poder costear el viaje, y para tener algo para empezar allá. Sobre el colegio de los niños, simplemente avisamos que no regresarán a clases en septiembre, y bueno aquí (en Brasil) esperamos para que ellos hagan la prueba que se tiene que hacer aquí para que inicien clases”.