Un paraíso laboral: cómo una joven consiguió un empleo de 24 horas semanales en una isla privada

Un paraíso laboral: cómo una joven consiguió un empleo de 24 horas semanales en una isla privada

El trabajo incluía alojamiento gratuito y pago quincenal adicional. (@sirinens)

 

Una joven de Hamburgo, Alemania, ha encontrado el equilibrio perfecto entre trabajo y vida personal gracias a un empleo de medio tiempo en una isla privada. Sirirat Nensewicz, de 27 años, pasó dos meses en Pumpkin Island, situada frente a la costa de Queensland, Australia.

Por infobae.com





De acuerdo con The SunNensewicz trabajaba 24 horas a la semana realizando tareas de limpieza, jardinería y atendiendo el bar en el eco-resort de la isla. Este empleo le proporcionaba alojamiento gratuito y un pago adicional de más de USD 540 quincenales. “Fue una experiencia irreal”, dijo la joven en una entrevista con SWNS, añadiendo que solo tenía que cubrir sus gastos de supermercado y teléfono, que ascendían a aproximadamente USD 270 al mes.

La joven relató a The Sun que su idea de mudarse a Australia surgió de un accidente. Inicialmente, estaba de visita en el país con una visa de vacaciones de trabajo. “Como titular de una visa por primera vez, tuve que encontrar 88 días de trabajo específico para ser elegible para una extensión de visa si quería quedarme más tiempo en Australia”, explicó a SWNS. Después de buscar trabajo en Queensland, entregó su currículum en más de 100 lugares sin éxito.

Finalmente, llegó a conocer Pumpkin Island y decidió postularse para un puesto allí. Dos días después, ya era una empleada oficial en la isla, ubicada a 13.6 kilómetros de la costa de Yeppoon, Australia. “Recuerdo llegar en un bote pequeño compartido con personas que visitaban la isla el primer día y tener que descargar su equipaje”, relató Sirirat a The Sun.

La joven describe que la isla era muy pequeña, con solo los gerentes viviendo allí de manera permanente, además de dos trabajadores anteriores. Cuando no estaba limpiando baños o atendiendo el bar durante las “horas felices al atardecer”, Nensewicz pasaba el tiempo “recostada en una hamaca y nadando”. “La gente era muy abierta y tenían un excelente equilibrio entre trabajo y vida personal”, comentó.

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