Omar González Moreno: Venezuela no se rinde

Omar González Moreno: Venezuela no se rinde

En Venezuela donde la población enfrenta el más cruel regímen tiránico de su historia, la voz de la ciudadanía se convierte en un potente grito de resistencia.

La brutal represión de Maduro, que busca silenciar a los disidentes y controlar a la gente, harta de sus abusos, corrupción e incapacidad, se enfrenta a un espíritu indomable que se manifiesta en la lucha por la libertad y la justicia.

La represión ha tomado muchas formas a lo largo de estos años: desde la censura de medios de comunicación hasta los asesinatos, las torturas, las violaciones, los encarcelamientos, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas de muchos que se atreven a alzar la voz.





Sin embargo, la realidad ha demostrado que, a pesar del miedo y la coacción, el deseo de libertad es un motor más poderoso que impulsa a los venezolanos a resistir.

En contextos adversos, nuestra ciudadanía encuentra maneras creativas de organizarse, multifacéticas formas de protesta y una solidaridad que desafía las estructuras de poder que intentan sofocar sus derechos.

Un claro ejemplo de esta resistencia es la organización comunitaria.

Grupos de ciudadanos se reúnen para compartir experiencias, estrategias y recursos, creando una red de apoyo que fortalece su capacidad de resistencia.

La organización comunitaria no solo proporciona un espacio seguro para la disidencia, sino que también empodera a las personas y construye un sentido de identidad colectiva.

Estas acciones concertadas fomentan la esperanza y alimentan un ánimo de lucha que puede desbordar las limitaciones impuestas por el autoritarismo de Maduro y sus secuaces.

Las manifestaciones son otra forma en que la ciudadanía expresa su descontento.

A diario hay protestas frente a los hospitales, las destartaladas escuelas, las empresas eléctricas, agua y gas, entre otros deficientes servicios públicos.

El desprecio que siente la gente contra alcaldes gobernadores, ministros y demás funcionarios del regimen es creciente.

A pesar de la represión violenta, muchas personas se lanzan a las calles con actas, pancartas y banderas en mano, solicitando justicia y libertad.

Estas manifestaciones pueden ser reprimidas, pero su impacto trasciende a la violencia oficial.

Ya hasta los policias y militares de bajo y mediano rango se sienten avergonzados de reprimir al pueblo y las deserciones están a la orden del día.

Las imágenes de protestas a menudo encuentran su camino hacia las redes sociales y los medios de comunicación internacionales, sensibilizando a la comunidad nacional y global sobre las luchas internas que se libran a diario en nuestro país.

La visibilidad nacional e internacional de estas protestas representan un poderoso aliado, instigando la presión sobre el régimen autoritario de Maduro y sus cómplices para que se quiebren y se vean obligados a abandonar el poder y sus métodos opresivos.

El papel de otros representantes los distintos sectores de la vida nacional también es fundamental en este contexto.

Artistas, escritores, académicos, deportistas, músicos, etc, utilizan sus plataformas para desafiar narrativas autoritarias y dar voz a las experiencias de la represión.

Las obras de arte, la música y la literatura se convierten en un refugio y una forma de protesta.

Estas expresiones creativas no solo sirven para documentar la lucha, sino que también inspiran a otros a unirse en la resistencia.

Finalmente, el sentimiento de lucha que observamos a lo largo y ancho del territorio nacional está impregnado del ejemplo de generaciones pasadas que han experimentado la represión y han dejado un legado de resistencia.

Los movimientos sociales suelen estar guiados por la memoria colectiva de aquellos que lucharon antes, contra dictaduras como las de Gómez, Medina y Pérez Jiménez; creando un sentido de continuidad y propósito.

La historia se convierte en una fuente de inspiración, recordando a las nuevas generaciones que la lucha por los derechos humanos y la dignidad no solo es posible, sino necesaria.

En conclusión, frente a la represión del régimen dictatorial de Maduro y su pandilla de criminales y ladrones, el ánimo de lucha de la ciudadanía en Venezuela emerge como un faro de esperanza.

A través de la organización comunitaria, con los llamados comanditos, los partidos políticos de auténtica oposición, las manifestaciones, la expresión cultural y el legado histórico, las personas encuentran formas de resistir y luchar por un futuro libre y más justo.

La resistencia no es solo una respuesta a la opresión, es una afirmación de la dignidad humana y un reclamo por la libertad, que, aunque aplastada temporalmente, nunca podrá ser extinguida por completo.

¡La lucha es #Hasta El Final!