“Esta nación mayangna, esta nación misquita tiende a desaparecer, no pasa de quince años”, advirtió el 13 de septiembre pasado el líder misquito Steadman Fagoth, asesor presidencial de Daniel Ortega. Al día siguiente fue apresado por el Ejército y entregado a la Policía “para las investigaciones correspondientes” por cargos de narcotráfico y crimen organizado.
Por Fabián Medina Sánchez | Infobae
Además de Fagoth, están detenidos, sin que se sepa de su situación desde hace un año, el exdiputado misquito Brooklyn Rivera y quien fuera su suplente en el parlamento nicaragüense Nancy Elizabeth Henríquez, ambos dirigentes del partido indígena Yatama.
El Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, creado por Naciones Unidas, concluyó en un informe presentado el 10 de septiembre pasado, que “tiene motivos razonables para creer que el Estado de Nicaragua ha detenido arbitrariamente a Brooklyn Rivera sin revelar su paradero y con el objetivo de silenciar las comunidades indígenas y, por lo tanto, ha violado sus derechos a la libertad y seguridad personales, la libertad de opinión y expresión y de participación en los asuntos públicos”.
El encarcelamiento de estos tres veteranos líderes, y la condena de ocho guardabosques mayangnas, es apenas la punta del iceberg de una sorda guerra que se desarrolla en el Caribe y que ha dejado un rastro de sangre y dolor estos últimos diez años a través de masacres, secuestros, violaciones y el desplazamiento de miles de indígenas de sus tierras originales.
“El Grupo de Expertos documentó 67 incidentes de asaltos violentos contra pueblos indígenas, ocurridos entre abril de 2018 y marzo de 2024 en territorios misquitos y mayangnas”, dice el informe. “Analizando los incidentes, el Grupo identificó un total de 161 víctimas (136 hombres y 25 mujeres, de ellas 19 menores de edad) de delitos como asesinatos, lesiones, violencias sexuales y secuestros”.
Media Nicaragua
La Costa Caribe de Nicaragua está constituida por las regiones autónomas del Caribe Norte y Caribe Sur y comprende un área de 60,365.98 kilómetros cuadrados equivalentes al 47 por ciento del territorio nicaragüense.
Según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), en la Costa Caribe viven cerca de un millón de personas, que representa el 13 por ciento de la población total de Nicaragua.
La población indígena del Caribe se estima en aproximadamente 250,000 personas, aunque este número puede variar según las fuentes y los censos. Los principales grupos indígenas en esta región incluyen los misquitos, mayangnas (sumu), y ramas.
En cuanto a la extensión de los territorios indígenas, el área legalmente reconocida bajo el régimen de propiedad comunal indígena en la Costa Caribe nicaragüense supera los 37,800 kilómetros cuadrados.
La invasión de colonos a los territorios indígenas en la Costa Caribe de Nicaragua comenzó a intensificarse a partir de la década de 1990, después de terminada la guerra entre sandinistas y contrarrevolucionarios.
Este proceso de invasión de colonos, generalmente llegados desde el pacífico y centro de Nicaragua, aumentó significativamente desde el 2009 y ha tenido efectos devastadores para las comunidades indígenas, que han visto sus territorios tradicionales ocupados, sus recursos naturales explotados y su modo de vida amenazado.
“El régimen ha tratado de imponer la cohabitación y convivencia entre colonos e indígenas, pero eso nunca ha sido aceptado por las comunidades”, afirma Amaru Ruiz, defensor de los derechos humanos y preside la Fundación del Río.
Otro defensor de derechos humanos, relacionado con poblaciones indígenas y que pide anonimato por seguridad, afirma que, si bien la invasión de campesinos del pacífico y centro de Nicaragua al Caribe es de vieja data, fue a partir de los últimos 10 años que el Estado ha usado a “los colonos como punta de lanza para amedrentar a los pueblos indígenas y apropiarse de sus territorios”.
“Estamos hablando de una política clara de invasión, de usurpación, de promoción para instalar industrias extractivas (de minerales y madera) que generan mucho dinero y para las cuales el único obstáculo son los pueblos indígenas”, dice.
“Ellos (colonos) se apropian de las tierras indígenas y se las venden a las empresas que están ahora concesionando y sacando mucho oro, o se crean fincas de ganado con tecnología que esas personas no podrían costear”, añade y señala que tras ese traspaso de propiedades “hay personas vinculadas al régimen y militares”.
Para el desalojo de los indígenas, los colonos realizan incursiones violentas con armas de guerra a las aldeas y queman las casas de los pobladores.
“El uso de armas de fuego fue prevalente en la comisión de estos abusos: 20 de las 22 personas asesinadas fallecieron por impacto de arma de fuego. Los cuerpos de tres víctimas fueron encontrados con marcas de ensañamiento. Asimismo, 39 de las 44 personas heridas fueron lesionadas por armas de fuego. Dos víctimas fueron amputadas como consecuencia de la lesión sufrida y una persona perdió un ojo. Testimonios indican que las armas utilizadas incluían escopetas, fusiles de tipo AK, fusiles o pistolas de tipo Uzi, carabinas de calibre 22 y pistolas de calibre 9mm”, señala el informe de los expertos de Naciones Unidas.
“La mitad de los incidentes ocurrieron cuando las víctimas estaban en o iban hacia sus parcelas para trabajarlas o cosechar sus productos, o proveyendo de otra manera a sus necesidades básicas, sea cazando o pescando (20 incidentes con un total de 30 víctimas). En tres otros casos, las víctimas estaban en tránsito (en dos casos iban hacia o regresaban de una mina y en uno iban de una comunidad a la otra)”, añade.
Masacres
Varias de estas incursiones han derivado en masacres. Por ejemplo, el 29 de enero del 2020, unos 80 colonos incursionaron violentamente en el poblado de Alal, una comunidad de la selva nicaragüense, y mataron a cuatro indígenas, hirieron a otros dos y quemaron 12 de sus ranchos. Asimismo, el 23 de agosto de 2021, invasores mataron a 11 indígenas misquitos y mayangnas en la comunidad de Sauni As.
“Según el gobierno, ahí no pasa nada. Son hechos aislados, son gente que se emborracha y se matan entre ellos. Son todo menos lo que es: una política del Estado de apropiarse de esos territorios. ¿Y cómo se apropian? Metiendo colonos”, dice el defensor de derechos humanos consultado por Infobae.
Para la fuente, las capturas del asesor presidencial Steadman Fagoth, los diputados indígenas Brooklyn Rivera y Nancy Henríquez, y los ocho indígenas mayangnas guardabosques, están ligadas a esa guerra silenciosa que se vive en el Caribe de Nicaragua.
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