“A nosotros nos hicieron firmar una carta, pero más aún, nos obligaron a grabar un video en el que casi decíamos que habíamos estado en Narnia y habíamos sido felices”, revela José Pereira, uno de los seis ejecutivos de Citgo presos bajo el régimen venezolano, desde noviembre de 2017 hasta que fueron canjeados, en octubre de 2022, por los dos sobrinos de Cilia Flores de Maduro, que habían sido previamente condenados por narcotráfico en Estados Unidos.
Por Sebastiana Barráez | Infobae
Pereira decide narrar ahora lo que les ocurrió a ellos para poder salir de Venezuela, a propósito de la polémica por los documentos que Edmundo González Urrutia, quien ganó las elecciones presidenciales el pasado 28 de julio, les firmó, en la residencia del embajador español en Caracas, a los hermanos Delcy Eloína y Jorge de Jesús Rodríguez Gómez, para que le permitieran salir al exilio,
En la conversación con Infobae, José Ángel Pereira Ruimwyik, ex preso político y expresidente de Citgo, la importante empresa petrolera de Venezuela en EEUU, dice que se firma lo que los funcionarios quieren “y uno firma porque se quiere ir”, enfatiza con convicción que “si en cualquier momento ellos quieren sacar lo que nos hicieron firmar o grabar, pues lo harán, pero eso no tiene validez alguna”.
Dice, no sin cierta sorpresa, que la gente parece ahora estarse enterando de lo que el régimen tiene años aplicando con las personas que amenaza, detiene y coacciona. “¿Que meten a la gente presa sin pruebas? tienen años haciéndolo; ¿que coaccionan a la familia? tienen años haciéndolo; ¿que meten presos a familiares? tienen años haciéndolo; ¿qué ponen a firmar cosas? tienen años haciéndolo”.
“A nosotros (los ejecutivos de Citgo) nos hicieron firmar una carta y filmar un video. ¿Quién puede señalarnos porque quisiéramos salir del país y estar en libertad? Firmamos lo que nos colocaron y así lo han hecho con muchísimas personas para permitirles salir del país”, dice Pereira, quien junto a sus compañeros de Citgo estuvo en el centro de tortura El Helicoide, a orden del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
Ante la pregunta de qué contenía la carta que les hicieron firmar, responde: “No lo sé, porque ellos solo nos pusieron la última página, y nos dijeron ‘firme y ponga las huellas’. No nos dejaron leer lo que estábamos firmando. Todo fue muy rápido, llegaron con la última página, firmamos y ya”, lo que evidencia que el modus operandi del régimen es ejercer la coacción en operaciones psicológicas y uso del poder y la amenaza.
Lo del video es impresionante. “Eso fue casi al estilo de la producción de una película, porque estaba una persona con la cámara y vino otro, que supongo es funcionario del Sebin, especialista en grabar videos y fue el que nos dio el libreto de lo que debíamos decir: van a decir que los trataron bien, y todo positivo”.
“Ese individuo se colocó detrás de la cámara y cada tanto mandaba a repetir lo que decíamos: ‘no, no, di tal cosa’, ‘dilo mirando la cámara’, ‘te faltó decir esto’, ‘debes decirlo más natural’, en fin, tenía un guión para que grabáramos de la manera como él quiso”.
Asegura que el régimen “todo lo tiene planificado, así que cuando ves a alguien en un video, ‘confesando’ o una carta de esas firmadas, tenga la seguridad que nada de eso es real, que todo es montado. Lo que hicieron con nosotros fue así y lo han hecho con muchos de los detenidos y otros que han salido en libertad”.
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