El Clan del Golfo sigue aumentando su presencia en Colombia. Además de tener más hombres en sus filas y cientos de millones de dólares en el bolsillo, está reinventando su actuar narcoempresarial para tener el control de todas las actividades económicas ilícitas. Así lo advierten informes de inteligencia del Ejército y la Policía Nacional.
Por La Semana
El nuevo negocio se expande con fuerza en los municipios de Antioquia, Córdoba, Sucre, Atlántico y Cesar. El entramado consiste en actuar como si fuera un banco y suplir rápidamente las necesidades de los habitantes: prestar dinero sin trámites legales, cobrar elevadas tasas de interés y recibir los abonos todos los días.
El objetivo es circular los billetes que no ha podido ingresar al sistema bancario del país y que provienen del narcotráfico, extorsión, tráfico de migrantes, minería y venta de armas de fuego. Es decir, plata manchada de sangre y dolor que se mueve en las calles con grandes inversiones como si hubiera sido producto de un trabajo honesto.
Por lo general, la operación involucra varios roles: el dueño del capital que tiene el control del efectivo; el administrador que vela por el cumplimiento de las reglas del juego; los supervisores de zona que fiscalizan los cobros recolectados por motociclistas; los cajeros que reciben el dinero, y los voceadores, una especie de publicistas del entramado.
En episodios documentados por las autoridades en el Bajo Cauca antioqueño y el sur de Córdoba se estableció que los prestamistas no se presentan como integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, solo lo hacen en el momento en que incumplen con los pagos para presionar a las víctimas violentamente.
“Ellos no tienen límite para entregar la plata, es lo que usted necesite, sean 10, 15, 20 millones. Eso sí, los intereses equivalen al 10, 15 y 20 % sobre lo prestado, eso ya lo definen entre ellos”, afirmó uno de los investigadores que sigue la pista a los movimientos de esta organización delincuencial en esa zona del país.