El juicio en Aviñón por las violaciones de decenas de hombres que sufrió Gisèle Pelicot bajo los efectos de ansiolíticos que le administraba su marido para anularle la voluntad y el hecho de que algunos acusados afirman que no eran conscientes de que la mujer no había dado su visto bueno han relanzado el debate en Francia sobre el consentimiento en la definición de ese delito.
El nuevo ministro francés de Justicia, Didier Migaud, ha dicho este viernes que está a favor de integrar la noción del consentimiento en la definición del delito de violación, en la que ahora no aparece de forma explícita, en una entrevista a la emisora France Inter.
Migaud se ha limitado a contestar con un “sí” cuando se le ha preguntado si coincide con la posición del presidente, Emmanuel Macron, que en marzo había manifestado su intención de cambiar el artículo del Código Penal sobre ese delito para que “se incluya el consentimiento”.
Actualmente ese artículo califica la violación como “cualquier acto de penetración sexual de cualquier tipo o cualquier acto buco-genital cometido contra otra persona o contra la persona del autor mediante violencia, obligación, amenaza o sorpresa”.
En febrero, la senadora ecologista Mélanie Vogel, había presentado una proposición de ley para modificarlo y añadir que sería delito la coletilla “sin consentimiento” y la precisión de que ese consentimiento no se puede dar por válido cuando una persona está sometida a violencia, obligación, amenaza o sorpresa, y también que se puede retirar en cualquier momento”.
En la exposición de motivos, Vogel consideraba que actualmente “la definición penal de la violación no se interpreta de forma suficientemente amplia” y que en algunos casos hay absoluciones “porque la infracción no está suficientemente caracterizada”, razón por la cual estima necesaria modificarla.
El anterior titular de Justicia, Éric Dupond-Moretti, aun sin declararse abiertamente en contra de ese cambio, había pedido entonces precisamente ante el Senado prudencia y una reflexión más en profundidad porque en su definición actual el delito ya incluye “implícitamente” la falta de consentimiento.
“Tengamos cuidado de que esta lucha (contra la violencia sexual) que desgraciadamente no termina nunca no dé lugar a algo peor a lo que tenemos ahora, que es una legislación que sabe qué es la violación y que la reprime de forma más severa que los otros países europeos”.
Esa cuestión también ha generado controversia entre las feministas, entre ellas la senadora socialista Laurence Rossignol, que fue ministra de Familia al final del mandato de François Hollande (2012-2017).
La actual formulación “está bien. Tal vez se podría añadir una definición que dijera que ‘la violación es una relación no consentida’. Eso no perjudicaría”, aclaró a inicios de año Rossignol.
Esa cuestión también fue objeto de una misión de información en la Asamblea Nacional, pero todo quedó paralizado con las elecciones legislativas anticipadas el 30 de junio y el 7 de julio, que han suspendido la actividad parlamentaria durante cuatro meses, hasta la semana próxima.
Asimismo, Francia incumple sus compromisos con la llamada Convención de Estambul del Consejo de Europa sobre la lucha contra la violencia contra las mujeres, que pide a los países que lo han ratificado que tomen medidas legislativas o de otro tipo para penalizar cualquier relación sexual en la que no haya consentimiento dado de forma voluntaria “como resultado de la libre voluntad”.
La Comisión Europea propuso un proyecto de directiva que en su formulación inicial preveía instar a los 27 Estados miembros a integrar la noción del consentimiento, pero Francia fue uno de los que se opuso y al final se convino en que no habría una definición común.
A cambio de eso, en un artículo se obliga a los países a llevar a cabo acciones de sensibilización sobre el consentimiento. EFE