Hoy se cumplen exactamente dos meses de la gesta histórica de soberanía popular de los venezolanos, expresada a través del ejercicio del sufragio en la elección presidencial del 28 de julio. Como todo el mundo sabe, el candidato opositor Edmundo González triunfó en los comicios de manera irrefutable sobre Nicolás Maduro, quien empleó luego a los Poderes del Estado subordinados al sistema (socialismo del siglo XXI) en un intento por perpetrar un fraude electoral sin precedentes en Venezuela. En pararelo, se inicio una ola represiva como nunca antes vista contra los que salieron a protestar, se registraron fallecimientos, detenciones arbitrarias contra dirigentes políticos y ciudadanos en general, incluyendo a menores de edad, sin respeto alguno al estado de derecho, que es un pilar de los países democráticos. Frente a todo esto, la respuesta mayoritaria de la comunidad internacional ha sido de condena y rechazo por estos hechos y por la negativa del gobierno de presentar las pruebas, es decir las actas, de la victoria que dicen que alcanzaron. El Consejo Nacional Electoral (CNE) tuvo plazo hasta el 28 de agosto para presentarlas y hacer públicas esas actas y aún no lo ha hecho.
Sumada a la presión internacional, los venezolanos esperan que el venidero 10 de enero de 2025, fecha en que culmina el mandato de Maduro, el hoy presidente electo, Edmundo González Urrutia, sea juramentado como nuevo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para que así la soberanía popular sea respetada por el sistema gobernante. Allí está el foco de atención, sin lugar a dudas.
Grosso modo, esto es lo que ha sucedido desde el 28 de julio a la fecha.
Si bien es cierto que la represión ha generado incertidumbre y temores en la población, también lo es la determinación del pueblo por alcanzar el cambio político.
Les comento, que he leído unas interesantes reflexiones de la psicóloga, PHD en psicología, María Begoña Tortolero del Frente Amplio de Profesionales Internacional (Fapi), que han sido breves, pero llenas de un profundo contenido para manejarnos ante las situaciones que los venezolanos podemos vivir en los próximos meses. Quiero compartir con ustedes la más reciente. Ella narró lo siguiente: “En estos días escuché una frase que me hizo reflexionar: ‘El miedo se supera con conocimiento. Y es tan cierta… Como psicóloga, a menudo ayudo a mis pacientes a enfrentar sus miedos, y siempre les recuerdo que la acción es la clave para superarlos. Pero esta vez me di cuenta de que la frase va más allá: para superar el miedo y la incertidumbre, primero debemos aprender lo que no sabemos”.
María Begoña Tortolero ahondó en ello: “El miedo es una emoción natural, sí, pero no tiene porque paralizarnos. A menudo tememos lo que no entendemos, y ahí es donde el conocimiento se convierte en nuestra mejor herramienta. Ya sea frente a un nuevo reto, una situación desconocida o una preocupación que nos agobia, aprender sobre ello es el primer paso para sentirnos más seguros y tranquilos. Así que, cuando sientas miedo, pregúntate: ¿Qué no sé sobre esto? Busca respuestas, infórmate y deja que el conocimiento te empodere. Recuerda, el miedo se quita con conocimiento. ¡El PODER de saber está a tu alcance!”.
Con el inicio de esta última frase, como verán, titulé mi artículo de esta semana, como muestra de la importancia que le doy y que tiene para cada uno de nosotros.
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Vale la pena recordar que a partir del 28 de julio se produjo el cierre de un ciclo que se inició con la primaria y el inicio de otro, en el cual el sistema sigue procurando mecanismos de todo tipo para su legitimación. De ahí que la puesta en escena de ir a un proceso electoral, de manera desventajosa para la oposición, tenía por objeto mantenerse en el poder a toda costa y por esa vía. No le ha resultado, porque sus acciones fueron medidas y previstas por el liderazgo de la oposición, que a la postre logró un excelente resultado.
En los días siguientes al 28 de julio surgió un nuevo elemento de crisis de legitimidad del sistema gobernante en Venezuela, provocada precisamente por lo que ha sucedido tras esa elección, lo cual ha tenido una contundente respuesta de países del mundo libre y de organismos internacionales. Por ejemplo, las reacciones surgidas esta semana en el 79.º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) de Nueva York no es poca cosa. En una declaración conjunta, 31 países, reunidos al margen de la AGNU, se pronuciaron para que inmediatamente en Venezuela se “inicien conversaciones constructivas e inclusivas sobre una transición”, con garantías tanto para el gobierno como para la oposición. “El documento aboga por resolver la conyuntura política y ‘restaurar las instituciones democráticas de manera pacífica’ en el país latinoamericano. También reclama un proceso apegado a la ley y a ‘la voluntad del pueblo’ expresada en la votación presidencial del 28 de julio”, informó L’Osservatore Romano.
Lo cierto es que ya han transcurrido dos meses y los mandatarios y la diplomacia internacional siguen sin recibir respuesta a la solicitud de transparencia electoral en Venezuela. Y siguen muy preocupados por la represión generalizada y continua. En el contexto de una represión contra la oposición hay una orden de arresto por motivos políticos del 3 de septiembre contra Edmundo González, quien por ello se vio forzado a salir del país. La comunidad internacional también insiste en la liberación de las personas detenidas por motivos políticos y reitera su llamado para que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos regrese a Venezuela y piden además el cumplimiento de la Convención de Caracas de 1954 sobre asilo diplomático, para torgar un salvoconducto a los seis solicitantes, que se encuentran en la sede diplomática oficial de Argentina en Caracas y permitir su salida del país.
El caso de Venezuela ha traído al tapete que en el siglo XXI los sistemas internacionales han tenido un padecimiento en su eficacia. En otras palabras, no están funcionando para la preservación de las democracias y para ayudar a los pueblos a tener la necesaria libertad. En este punto concluyo con lo expresado por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien instó a la ONU a “actuar por Venezuela” y advirtió que si la comunidad internacional no lo hace, pronto otro país “va a verse sometido a lo que están sometidos los venezolanos”.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015 ; expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA); miembro de la dirección nacional de Voluntad Popular, VP.