La muerte de Viviane Lira Monte, de 24 años, ha sacudido a la comunidad de Sobral, en el estado de Ceará, Brasil. Lo que comenzó como el “gran sueño” de mejorar su apariencia física terminó en tragedia, luego de que Viviane se sometiera a seis cirugías plásticas en una sola intervención de ocho horas. Tras complicaciones graves y una agonía que se extendió durante 22 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), falleció el 26 de septiembre, dejando una estela de preguntas y sospechas sobre la práctica médica que la llevó a la muerte.
Por Infobae
El último 31 de agosto, la mujer llegó al Hospital do Coração de Sobral con una mezcla de emoción y nerviosismo. Era una joven empresaria que había decidido hacerse una reducción de mamas y una liposucción en el abdomen, procedimientos que inicialmente eran su único objetivo. Sin embargo, al entrar en consulta con el cirujano plástico Alexandre Carvalho Colombaretti, se le convenció de realizar más intervenciones de las planeadas: liposucción en los brazos, espalda y mentón, y una lipoescultura glútea con el exceso de grasa obtenida. La intervención duró ocho horas y terminó cerca de las 20 horas. Tan solo 15 horas después de la operación, fue dada de alta.
Su esposo, Renan Santiago, narró a los medios locales que, desde el primer momento presentó síntomas preocupantes. “Ya en el día de la alta, estaba muy débil. El médico decía que era normal, y nosotros le creímos”, señaló Santiago a UOL. Sin embargo, su estado empeoró rápidamente. Al día siguiente, se encontraba al borde del desmayo y con la presión arterial peligrosamente baja. Fue trasladada a la Unidad de Pronto Atendimento (UPA) de Sobral, donde los médicos diagnosticaron una embolia pulmonar, una de las complicaciones más graves tras cirugías extensas como las que ella había sufrido.
Viviane fue internada de emergencia en el Hospital Regional Norte y, debido a la gravedad de su estado, trasladada a la UCI. Durante 22 días, luchó contra una infección severa en el abdomen y múltiples complicaciones que finalmente derivaron en paradas cardiorrespiratorias. Según su esposo, permaneció consciente durante 21 días, soportando un dolor intenso y con dificultades para respirar. “Cada día nos hablaba con una voz muy débil y una respiración difícil. Ella sentía que estaba muriendo”, recordó Santiago. Solo en el último día, cuando fue intubada, perdió la conciencia. El 26 de septiembre, la joven falleció.
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