Con los sueños rotos en una maleta: jóvenes se exilian en Ecuador para evitar caer en las mazmorras del chavismo

Con los sueños rotos en una maleta: jóvenes se exilian en Ecuador para evitar caer en las mazmorras del chavismo

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Las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el pasado 28 de julio fue una muestra de organización ciudadana sin precedentes en la historia reciente, no solo en el país, sino en el mundo. Miles de venezolanos de todos los estratos sociales participaron como testigos, miembros de mesas y voluntarios para defender la voluntad soberana ejercida a través del voto y lograr cambiar la ruta política impuesta por el chavismo desde hace 25 años.

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Sin embargo, la persecución de los cuerpos de seguridad que se acentuó tras la jornada electoral, precipitó que muchos de los que fueron protagonistas de esta gesta ciudadana, debieran refugiarse o huir del país para no caer en la tragedia que significa estar preso en Venezuela.

A la dura decisión de exiliarse se sometió un grupo de ocho jóvenes falconianos. Los organismos de seguridad se metieron en sus casas, buscándolos por participar en las protestas postelectorales y ser defensores de los votos del 28 de julio. Con una sola muda de ropa, un bolso pequeño, una vianda con comida preparada y apenas el pasaje para trasladarse por vía terrestre, lograron salir del estado Falcón; de uno en uno huyeron para evitar ser detenidos y encarcelados por simplemente defender sus derechos.

La historia la cuenta Marvin José Montenegro Ventura, un abogado de 32 años, que a casi un mes de haber salido del estado Falcón y, posteriormente de Venezuela, logró ser el último de su grupo en llegar a Ecuador.

Emigrar por defender los votos

Su viaje fue la madrugada del 24 de agosto en un carro particular, que lo llevó desde Punto Fijo (Falcón) hasta Maicao (Colombia); de allí siguió su travesía hacia Bogotá, y luego a la frontera con Ecuador, en un largo trayecto que duró tres días sin descanso. Actualmente se encuentra en Guayaquil.

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Salir de Venezuela no era una opción para Marvin José, pero la situación lo obligó porque fue una cara visible durante la campaña a favor de Edmundo González Urrutia. Se convirtió en líder de su comunidad, participando activamente el día de la elección presidencial para ayudar en todo lo que fuera posible en aras de cuidar el voto; escaneó las actas electorales y organizó las protestas pacíficas que surgieron en su comunidad al día siguiente a la elección.

Desde entonces comenzó la persecución contra su equipo de trabajo, conformado por amigos de la infancia y vecinos del populoso sector Las Margaritas de Punto Fijo. Ellos decidieron agruparse para fomentar las tareas de los llamados Comanditos e incentivar el voto, pero sobre todo lograr tener las actas de los cuatro centros de votación que existen en los sectores de su comunidad.

Acoso policial

“Me llevó a salir de Venezuela las persecuciones del Sebin y el Dgcim. Luego de las protestas postelectorales y los hechos ocurridos en la alcaldía de Carirubana, comenzó una cacería en contra de todo el que decidió levantar la voz en contra del robo de las elecciones. La policía comenzó a meterse a Las Margaritas, vestidos de civiles y en carros sin placas. Buscaban con nombre y apellido a todos los que ellos catalogaron como los cabecillas de las protestas, y quienes estaban en grupos de WhatsApp donde ya se habían infiltrado. Se llevaron a varias personas, entre ellas a un joven deportista de 19 años que vivía a una cuadra de mi casa”, relata con la misma angustia que vivió esos días.

Marvin José es abogado egresado de la Universidad de Falcón en 2016

 

Fue entonces cuando toman la decisión de salir de Venezuela. Primero, se fueron dos. “Uno de ellos recibe una llamada de un amigo de la infancia, donde le dice que tiene que esconderse y que nos están buscando, que nos avisaran, y si podíamos salir del país, que nos fuéramos. Mi amigo ya iba camino a Ecuador. Luego de que nos avisó, los funcionarios del Sebin llegan a casa de mi amigo que vive a cinco casas de la mía; entraron y al solo encontrar al hermano, revisaron la casa y el teléfono, le preguntan por sus dos hermanos, y comienzan a mostrarle fotos y a preguntarle por nosotros, que si nos conocía y si sabía dónde vivíamos”.

Ese hombre logra avisarle al grupo que los funcionarios cargan sus fotos y nombres, y que lo mejor era que se escondieran o se fueran. Sin embargo, la realidad es que nadie tenía dinero reunido, pues todos trabajan, como la mayoría en Venezuela, para vivir el día a día. Aunque Marvin José es abogado, era esporádicamente que le salían documentos para redactar, no tenía un trabajo fijo. Sus amigos de la infancia son barberos, dos mujeres manicuristas y meseros, trabajos que tampoco permite ahorrar, sino para llevar el pan diario a sus hogares.

Miedo hasta los tuétanos

Marvin estuvo escondido varios días hasta que logró recaudar dinero, con ayuda de políticos y familiares, para comprar el pasaje e irse a Ecuador, tal como hicieron los demás que ya habían salido del país. “Un familiar de uno de mis amigos nos dijo que nos viniéramos y no teníamos otra opción. La salida fue para estar a salvo y llegar aquí”, cuenta.

El miedo de esos días y la angustia no los dejaba comer ni dormir. “Fueron días muy duros, sintiéndote como un delincuente, perseguido por la dictadura solo por defender tu voto, protestar pacíficamente y querer un cambio en el país, porque nosotros no hicimos nada más. Viajé con el miedo de ser detenido, tuve que formatear el teléfono porque no tenía cómo comprar uno nuevo. Afortunadamente pude salir”.

Sueños rotos dentro una pequeña maleta

Marvin José recuerda que al ver la victoria de Edmundo González en los diferentes centros de votación que visitaba, le daba esperanza y veía la luz al final del túnel. Sintió que todo el esfuerzo, las horas sin dormir ni comer bien se acabarían.

“Mi grupo de amigos estaba siendo buscado por salir a protestar en Las Margaritas, y por salir en un vídeo marchando en la alcaldía”

 

“Lo primero que pensé, cuando comencé a ver las actas de votación en Punto Fijo y al ir recibiendo la información de los demás estados, fue que ‘gracias a Dios, mi sobrino de dos años no se tendrá que ir del país’, porque casualmente unos minutos antes me habían enviado una foto de él con una bandera y decía: ‘tío, ya no me voy a ir’. Bueno, sabía que el proceso sería complicado, que Maduro y sus cómplices no aceptarían el resultado, pero dada la diferencia de votos, asumí que la Fuerza Armada hiciera respetarlo, y a partir de ese momento comenzar un proceso de reconstrucción institucional y, sobre todo, el comienzo de una nueva era”, recuerda.

Marvin José creía que podría ejercer su carrera libremente, sin tener que pensar en que pudiese ser obstaculizado por represalias políticas o por funcionarios del Gobierno. Soñaba que Venezuela volviese a ser igual o mucho mejor a la que su abuela y mamá siempre le contaban, donde su sueldo les alcanzaba para comer, mantener su familia, viajar y ahorrar, siendo maestras. Visualizó a una Venezuela segura, con mucha prosperidad.

“Sin irnos muy lejos, esperaba una nueva era como la de El Salvador con Bukele; o la de una Argentina vía a la grandeza de la mano de Milei, con el punto a favor para nosotros, que poseemos una gran cantidad de recursos naturales que nos pueden facilitar en llevar a la grandeza a Venezuela. Además, algún día aspirar a un cargo de elección popular que permitiera desarrollar mis ganas de ayudar a la comunidad por medio de la política”, dijo.

Comprometidos con la libertad

Actualmente, el grupo de ocho jóvenes están en Ecuador tramitando el asilo político. Aunque no se rinden y quieren seguir apoyando las decisiones de María Corina Machado desde su exilio obligado.

Marvin José desde muy joven participó en movimientos políticos. Es militante de Primero Justicia desde el año 2011; fue coordinador de la ONG Voto Joven en el municipio Carirubana en 2014 y coordinador de Falcón en 2015; desde el 2016 trabajó como coordinador regional de REC (Red Electoral Ciudadana) que agrupa varias ONG que operan en Venezuela.

Hoy le preocupa la familia que dejó en Venezuela, sobre todo su madre, pero agradece haber podido salir a tiempo. Se compromete a seguir trabajando por Venezuela, porque fue testigo de cada acta que iba subiendo al sistema y que están publicadas en resultadosconvzla.com donde está la prueba de la decisión de los venezolanos de elegir a Edmundo González Urrutia como presidente de la República.