En cuanta discusión existe alrededor de las causas de la permanencia aún, de la estructura de poder imperante en Venezuela, sobresalen siempre aspectos internos, los cuales están totalmente representados por los aduladores, cómplices y “clientes” que juegan desde cualquier posición, a la mejor oportunidad que tienen de optar con la ventaja que sea, a un cargo de elección popular.
Se ha establecido que dentro de los derechos civiles de cualquier ciudadano, está el de la participación política libre, lo que conlleva entonces a tener legítimas ambiciones de ser un servidor público elegido por el pueblo. Lo que sí está en duda y es un aspecto definitorio en toda esta coyuntura de años, es obtener un cargo solo por tenerlo, sin que exista la menor intención de ejercicio mental para la buena gestión.
Viéndolo así, la vocación por el poder de ejercer cambios beneficiosos siguiendo el sendero de la ética, el respeto por las normas establecidas, integridad y honradez se pierde, quedando solo clasificarse en una especie de ranking político, lograr figurar y transarse con el mejor postor.
Parece inofensiva esta condición para justificar el título del artículo, pero en realidad es la condición más simple y necesaria, para que altaneros delincuentes poseedores de fuerza bruta y oscuridad en sus acciones, tengan el camino libre y se alíen con otros foráneos de la misma calaña.
Y ¿con que objeto se hace eso?: por el elemental deseo de controlar a Venezuela, apoderarse de ella, pero no de la tradicional perspectiva de los recursos naturales, sino de una adaptación novedosa para dejar sin efecto a la nación venezolana.
La mayor evidencia de este proceso, es la separación de la sociedad venezolana, desmembrar todo lazo familiar y volcar hacia una vorágine de sobrevivencia cotidiana, sin mediar mayor explicaciones en los procedimientos basados en la verdad, la lógica y la institucionalidad.
Con el propósito de mostrar el significado de nación, se cita a continuación al Abogado Leopoldo Saavedra: “En términos generales, se entiende como nación al conjunto humano que ocupa un determinado territorio libre e independiente, cuyos integrantes se mantienen identificados como hermanos por el hecho de vivir atados por lazos indisolubles, por el hecho de compartir un mismo espacio territorial, hablar un mismo idioma, tener un mismo origen y acervo histórico-cultural, mantener adhesión a unos mismos valores cívicos y morales, afectados por iguales necesidades, y sobre todo, por estar identificados con similares expectativas de llegar a conformar una sola entidad política con suficiente cohesión social y política para actuar con soberanía, en el logro de elevados objetivos de seguridad, bienestar, prosperidad, desarrollo y fines trascendentes”.
@abrahamsequeda