A 15 años del exabrupto más emblemático de Maradona tras clasificar al Mundial 2010: el detrás de escena

A 15 años del exabrupto más emblemático de Maradona tras clasificar al Mundial 2010: el detrás de escena

Maradona temía manchar su póster. Sentía que ponía en juego la corona, el respeto, parte del cariño del hincha. Todo podía pasar en la noche del Centenario. Ese Uruguay-Argentina significaba clasificarse al Mundial 2010 con él como entrenador o el vacío más profundo. El destino ya le había regalado una ficha unos días antes. En el partido con Perú, en el Monumental, durante un rato Argentina se había quedado sin pasajes a Sudáfrica. El empate, después del primer gol del Pipita Higuaín que casi nadie recuerda, lo dejaba afuera. En ese instante de película, en medio de una lluvia despiadada que nadie sufrió porque el pánico era más fuerte, apareció Palermo para un festejo de gol que fue la tapa de su libro. Diego se tiró a chapotear en el agua como un chico feliz. Ahora había que replicar esa épica de visitante. Fue un partido donde el talento y la imaginación quedaron rehenes de los nervios. El miedo a perder algo grande es demoledor. Recién a los 39 minutos del segundo tiempo, de una jugada sucia, imperfecta, llegó la primera liberación.

Por infobae.com





Pelota parada sobre la derecha, en el callejón del volante derecho en tres cuartos del campo rival. Messi con el cuerpo engañó con un posible centro, pero buscó a Verón unos metros a su izquierda. La Bruja, sin marcas cercanas, controló y sacó un derechazo. El rechazo fallido de un rival le dejó la pelota servida a Mario Bolatti. El 5 del Huracán de Cappa, un héroe hoy semi olvidado, la paró y, rápido para la resolución, la metió con cara interna. El grito perforó el silencio del mítico estadio. Diego desató su euforia al costado del banco. Al final se cayó después de abrazar a Marito Di Stéfano, el histórico utilero. Bilardo, camuflado dentro de su capucha negra, lo festejó desde el túnel. Dio indicaciones, pidió cambios. Quería ayudar aunque casi no pudiera…

Los dos veían el abismo detrás de un posible fracaso. Aun cuando Bilardo, en su rol de manager, el día de la presentación había pedido más palos del periodismo. Esa tarde acusó a la crítica de estar “muy flu”, que puede subtitularse como light. Él buscaba emular la previa de México 86, cuando lo quisieron derrocar. Quería un enemigo, que apareció con el máximo protagonismo ese 14 de octubre de 2009. Con otras palabras, se trató de una dedicatoria tipo la del vestuario después de ganarle 3-2 a Alemania, la que quedó inmortalizada en la película Héroes. Aunque esta vez no se habló de panqueques. De hecho todavía nadie se había dado vuelta… Las cartas se destaparon cuando terminó el partido, con el desahogo del deber cumplido. Maradona y Bilardo habían llegado a ese día un tanto distanciados, con internas filtradas a los diarios. Pero escaparle a la muerte futbolística los unió otra vez.

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