España exhibió su buen fútbol para vencer a Serbia en la Nations League

España exhibió su buen fútbol para vencer a Serbia en la Nations League

Los jugadores de España celebrando el tercer gol del combinado español durante el partido correspondiente a la fase de grupos de la Liga de Naciones que las selecciones de España y Serbia han disputado este martes en el estadio Nuevo Arcángel, en Córdoba. Foto: EFE/Salas.

 

España recuperó la brillantez en su fútbol, sobreponiéndose a cualquier inconveniente con una plaga de lesiones que desfiguró su once para que Luis de la Fuente se reinventase encontrando soluciones efectivas, pasando por encima de Serbia en la Nations League.

Por: EFE

Sin siete de los titulares de la final de la Eurocopa y con Pedri en el banquillo. Es el mérito de De la Fuente que explota su gran conocimiento de un banco de jugadores inagotables.

La ausencia de los dos jugadores que propulsaron el retoque al estilo, Nico Williams y Lamine Yamal, obligó a improvisar a De la Fuente. Porque tampoco tenía a Dani Olmo, Ayoze o Ferran Torres. Ni a Bryan Gil o Yeremy Pino a los que había elegido como sustitutos. Tiró a una banda, la izquierda, a Álex Baena, y a otra, la derecha, a uno de sus jugadores predilectos, Mikel Oyarzabal que se destapó con una gran primer acto.

Y España volvió a disfrutar con una posesión abusiva y vertical. Con Fabián poniendo la finura, Merino el ímpetu y Zubimendi la clase. Creciendo en el papel tan complejo de Rodri, construyendo sin complicaciones y liberándose de ataduras para lanzar una carrera que cerró con un disparo buscando la escuadra. Sobrado de confianza tras marcar el tanto del triunfo ante Dinamarca.

La firmeza de Rajkovic alejaba del gol merecido a Oyarzabal por insistencia. Vencedor en el mano a mano cuando el donostiarra picó el balón en la definición y efectivo en la estirada para sacar a córner un disparo pegado al palo desde la frontal. El poste repelía un testarazo de Mikel Merino y España despedía la primera mitad con la primera ocasión para Morata.

Eléctrico Cucurella, una de las tres novedades del once de De la Fuente, robó el enésimo balón en campo contrario de España en un mal despeje del portero serbio y en vez de chutar por su posición adelantada, puso un balón perfecto a la cabeza de Morata. El capitán, arropado de nuevo en cada acción desde la grada, cabeceó buscando el contrapié de Rajkovic, que respondió rápido de reflejos.

Era el inicio de una lucha contra sí mismo del capitán. Tras los capítulos que ha sufrido de depresión e inseguridad. Que se acrecentó en el segundo acto cuando España aprovechó el intento de dar un paso adelante serbio con la entrada de Jovic. Con más espacios fue una apisonadora. Aumentaron los centros desde las bandas y las acciones de remate para Morata. Se giraba bien en el 49 pero no encontraba puerta.

Y no dudaba de asumir la responsabilidad en un penalti por mano de Birmancevic a un centro de Pedro Porro. No marcaba desde el primer partido de la Eurocopa en junio. Demasiados encuentros para un 9 indiscutible. Y le pudo la ansiedad en la ejecución. A la grada de El Arcángel. Pero si algo caracteriza a Morata es la resiliencia. Y no paró hasta encontrar el ansiado gol para liberarse.

Pese a que el encuentro tenía aspecto de goleada, Serbia se mantenía en él tras ver a Oyarzabal y Vivian transitar cerca del gol con sendos remates de cabeza. De la nada, en un contragolpe veloz, la primera vez que encontró espacios, llegó a perdonar el empate Mitrovic con todo para marcar en boca de gol.

Ahí murió el partido porque inmediatamente en la siguiente acción Morata se reencontró con el acierto. Sin pensar, de primeras, colocando el cuerpo para conectar de zurda el pase al espacio perfecto de Fabián. Ajustado al poste para quitarse tanta presión de encima con su celebración en comunión con la grada.

España encontraba el premio tan merecido y lejos de especular, de pensar en el calendario y el desgaste, se lanzó a por más. Se divirtió jugando y regaló uno de sus mejores partidos del año en continuidad de su fútbol. A Serbia le quedo poco que no fuese dureza para capear el temporal. Y Álex Baena, que estuvo cerca del gol con un potente disparo lejano, lo cambió por el toque suave a la red para marcar el tercero de falta en una acción que había dejado al rival con diez por roja a Pavlovic señalada desde el VAR.

Con hambre de más pese a tener el pase en el bolsillo, quiso más y más cada jugador que entró al partido. Así Pedri soltó un latigazo que repelió el larguero y España acabó realizando hasta 30 remates, diez de ellos a puerta en una exhibición ofensiva y de buen fútbol.

Con información de EFE

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