Punto 1: La Corrupción.
Desde los tiempos del Plan Bolívar 2000, pasando por el escándalo del maletín de Antonini Wilson, hasta llegar al Delcygate; todo el sistema que ha regido los destinos de Venezuela, por más de un cuarto de siglo, ha sido de plena inmoralidad.
Personajes como Tareck El Aissami y muchos más son evidencias concretas de la podredumbre en el oficialismo.
El chavismo corrompió a PDVSA, instauró un sistema de corrupción en el Arco Minero, todo lo que toca lo llena de inmoralidad total.
Punto 2: La represión.
Desde el día uno el socialismo se caracterizó por su carácter violento y por su perversidad.
Crearon los “círculos bolivarianos”, después los “colectivos”; y otras expresiones de organización paramilitar con el objetivo de amedrentar y someter a quienes se oponen a su régimen.
Han usado los cuerpos militares y policiales con el claro propósito de instaurar un régimen de terror en todos los niveles y en todas las áreas.
Lo más reciente ha sido la horrorosa tortura de niños en los calabozos de la policía política. Actos innombrables y que denota el nivel de perversión de los ocupantes del poder.
Punto 3: Crisis y éxodo.
Este modelo generó una crisis política, social, económica y humanitaria sin precedentes.
Aquí nadie puede olvidarse que gracias a las políticas de expropiación, robo a la propiedad privada y saqueo de las empresas públicas, la pobreza llegó a niveles terribles.
Años como el 2017 y 2018 quedaron en la memoria colectiva como el ejemplo máximo del fracaso de la economía estatista; demostraciones que el socialismo no funciona.
Y tal situación produjo una ola de inmigrantes que aún siguen saliendo a borbotones del país; separando a madres de sus hijos, a esposos de sus familias; partiendo la sociedad.
Punto 4: Maltrato al profesional
Primero iniciaron con los médicos venezolanos, marginándolos y reemplazándolos por paramédicos cubanos; después le tocó el turno a los educadores y luego a los trabajadores de PDVSA despidiéndolos por televisión.
Y así sigue la cadena; hoy los docentes poseen un sueldo de hambre; los mismos funcionarios del Estado, incluyendo a los policías, viven con sueldos de miseria.
Este modelo hundió a la nación en un estilo de vida marcado por el hambre y la mendicidad, destruyendo la meritocracia, la educación y la superación del individuo. Todo eso es obra del chavismo.
Punto 5: Descarados
Y por último, no podemos olvidar que son unos descarados. Y cada vez peores.
Hacen trampa en las elecciones, como ha ocurrido en distintas oportunidades.
Cuando perdían una gobernación o alcaldía se inventaron la figura del “protector o padrino” y ahora tienen las desverguenza de pretender robarse descarada y abiertamente las elecciones presidenciales.
Por estas razones, estos delincuentes de cuello rojo deben salir del poder.