Tres comediantes venezolanos en el exilio buscan responder qué tiene de chistoso un dictador

Tres comediantes venezolanos en el exilio buscan responder qué tiene de chistoso un dictador

De izquierda a derecha, Chucho Roldán, León y Daniel Enrique Pérez, en su estudio de Ciudad de México, grabando un episodio de su pódcast. Foto: Marian Carrasquero para The New York Times

 

 

Estefanía León, una joven humorista venezolana, se preguntó una vez cómo podía seguir haciendo chistes en medio de tanta tragedia.





Por Julie Turkewitz | The New York Times

Era 2017 y ella vivía en Caracas, la capital de Venezuela, en el peor momento de la crisis económica de su país. Las protestas convulsionaban el país, mientras la escasez de alimentos dejaba a millones de personas con hambre y la hiperinflación borraba los ahorros de la noche a la mañana.

Su padre, entonces muy enfermo, se levantaba a las tres de la mañana para hacer fila y comprar comida antes de que se agotaran las existencias. León trabajaba siete días a la semana, pero no podía darse el lujo de pagar la medicación de su padre.

Su trabajo como redactora en El Chigüire Bipolar, un popular sitio web de sátira política, le exigía hacer chistes a diario. Pero de camino a la oficina esquivaba gases lacrimógenos.

Entonces, el gobierno, controlado por un presidente cada vez más autoritario, Nicolás Maduro, aprobó una ley que ilegalizaba muchos tipos de expresión. Se preguntaba si sus chistes la llevarían a la cárcel.

La comedia, dijo, había sido su trinchera, el lugar desde el que lanzaba críticas políticas y sociales. Ahora, dijo, no había nada de qué reírse. “No hay comida, no hay dinero, dictadura, y tengo miedo”.

Salió rumbo a Ciudad de México en 2018. Al principio se enfocó en sobrevivir. Pero con el tiempo, volvió al humor.

Y hoy León desempeña un papel importante en el auge de la comedia venezolana, cuyas principales figuras trabajan y viven en su mayoría fuera de su país, ahora libres, en su mayor parte, de decir lo que quieran.

Roldán, León y Pérez. Los humoristas venezolanos han ayudado a la enorme cantidad de venezolanos que viven en el extranjero a sentirse conectados con su cultura. Foto: Marian Carrasquero para The New York Times

 

Algunos países elevan a sus novelistas o poetas a posiciones de eminencia cultural; Venezuela considera desde hace tiempo a sus cómicos como unos de sus más importantes expositores sociales.

Ahora, con casi ocho millones de venezolanos que han salido de sus hogares desde 2015, ese talento se está trasladando al extranjero.

Entre estos cómicos figuran George Harris en Estados Unidos, José Rafael Guzmán en México y Víctor Medina en Argentina. Medina, conocido por su apodo infantil Nanutria, actuó el año pasado con otros en el Luna Park, un estadio de Buenos Aires que normalmente acoge a dioses argentinos del rock como Charly García y a superestrellas internacionales como Shakira.

León, de 33 años, es una de los tres productores de El Cuartico, un proyecto semanal de sketches en video y pódcast que se difunde a través de redes sociales y plataformas de audio. En TikTok tienen más de 600.000 seguidores, lo que representa solo una parte de su base de admiradores.

Cuando El Cuartico comenzó en 2020, el grupo inició abordando temas universales —“Los secretos de OnlyFans” y “Anticonceptivos para ellos, ¡por fa!” fueron los títulos de dos de los primeros episodios—, intentando atraer a un público diverso y de habla hispana.

Pero se sintieron atraídos por temas más cercanos a la experiencia venezolana, como la migración y el autoritarismo, que pensaban que pocos humoristas en español tocaban de forma sofisticada.

Pronto, sus voces y videos llegaron a cientos de miles de personas en su búsqueda de una identidad venezolana en el extranjero. Hoy, los tres miembros de El Cuartico viven de la comedia.

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