Omar Estacio Z.: ¿De quién eran esos lingotes?

Omar Estacio Z.: ¿De quién eran esos lingotes?

Los medios de comunicación españoles han sido muy acuciosos con dos episodios de corrupción transnacional. Nos referimos al “Caso Koldo” en los que aparecen como protagonistas, José Luis Ábalos, exministro de Transportes del gobierno del presidente Pedro Sánchez Castejón, el propio Sánchez Castejón y Koldo García. Esos Tres Tristes Tigres de los latrocinios y del hampa en la política, se entrecruzan, a su vez, con el llamado “Delcygate”, expediente criminal que dormía muy plácido en algún anaquel judicial madrileño, hasta que, precisamente, el “Caso Koldo”, lo volvió a colocar en la palestra. Recordarán los amables lectores que una madrugada de enero de 2020, la antes aludida, Vicepresidenta, a contravía de la ley, la moral, las buenas costumbres, procedente de Venezuela desembarcó en el Aeropuerto de “Barajas”, Madrid pese que tenía prohibida la entrada al llamado Espacio Schengen. Pero no se limitó eso, nada más, la señorona se dio el “tupé” de pasar por las correas de la aduana local como su equipaje personal, 104 barras de oro con valor de USD 68,4 millones, más ocho maletas rebosantes de dinero contante y sonante, por adicionales USD 60 millones. Más insólito aún, que esos lingotes y billetes de dinero negro, no hayan sido incautados, como es de rito por las autoridades aeroportuarias locales en situaciones análogas.

En España, donde todavía rige una democracia, por tambaleante que sea, ambos escándalos tienen al borde de la cárcel a sus protagonistas. Al contrario de los ilícitos de la susodicha exvicepresidenta, según la legislación venezolana, quien con el referido trasiego de oro y dinero sucio, habría sido sorprendida, manos en la masa, en contrabando de extracción; tráfico y comercio ilícito de recursos o materiales estratégicos, legitimación de capitales, ejercicio ilegal de la minería y a buen seguro, hasta ecocidio. Las penas máximas nada más que por los tres primeros ilícitos totalizan la bicoca, de 32 años de prisión (Cfr. Ley sobre el Delito de Contrabando, artículo 2 y Ley Contra la Delincuencia Organizada en sus artículos 34 y 35, respectivamente), sin embargo, la matrona en lugar de ser recluida, previo el debido proceso, en el pabellón para internas muy peligrosas, del INOF, Instituto de Orientación Femenina de Los Teques, cada día se ha puesto más valentona.

La senadora colombiana, Piedad Córdoba, prócer, también, de la RoboLución Bolivariana, poco antes de morir, primero, y el “Pollo” Carvajal, exhombre fuerte del servicio de inteligencia de dicha RoboLución, después, acusaron que a Zapatero, guapo y apoyado, le habrían adjudicado por sus “asesorías internacionales” algún yacimiento de oro o de coltán, enclavado en el corazón de nuestro Arco Minero.





Sería, la explicación más plausible de la lenidad, complicidad, encubrimiento, de la vista gorda de las autoridades de uno y otro lado del Atlántico, en lo que concierne, a los escandalosos episodios de corrupción antes citados. Restaría por determinar, quiénes más, han participado referida rebatiña.

Y usted, señora lectora, señor lector seleccione a su corrupto favorito. En el caso concreto, doy por sentado que el pimentón, felón, bigotón, ha ido pegao, en tal madre de expolio.


@omarestacio