Los nuevos protectores del empresario venezolano

Los nuevos protectores del empresario venezolano

En la ciudad de la cordialidad, en plena cordillera andina Fedecámaras realiza su 80ª asamblea, en la cual se dio cita un representación importante de empresarios, proveniente de toda nuestra geografía nacional, con una presencia destacada de representantes del sector empresarial de Colombia.

Por Elsa Muro





La sorpresa no fue la convocatoria, no fue la organización, por demás exitosa, no fue la cordialidad del andino bregador y trabajador.
El gran impacto fue la asistencia de la vicepresidenta de la República, acompañada por miembros del equipo económico, conjuntamente con el gobernador de la entidad, Freddy Bernal, quien según me comentan, estuvo presente en la mayor parte de la jornada.

Algo que es de rutina, y siempre de reconocer, es la presencia en estos eventos, específicamente, desde 1944 cuando se celebró la primera asamblea, la presencia del presidente de la República, de los ministros y de los altos funcionarios del equipo económico, que aprovechan estos escenarios para fijar su posición frente a las exigencias de los empresarios al gobierno, justificar las políticas públicas que adoptan en materia económica, fiscal y monetaria.

No se puede criticar a la instituciones del empresariado por extender invitaciones al sector gubernamental para que conozcan directamente de su voceros las exigencias del sector productivo del país, propuestas para las mejoras de las políticas que inciden en la economía, preservando los espacios necesarios para el diálogo y la aproximación a los centros de toma de decisión.

No obstante, lo interesante es oír los planteamientos del sector gubernamental, que en los últimos años ha oscilado entre ataques, reclamos excesivos con epítetos desconsiderados, un verbo propio de un mitin electoral, y una tendencia de embellecimiento de las cifras, o la presentación de un país inexistente.

Ayer, por lo que se pudo observar en las redes sociales, la vicepresidenta justificó el fracaso de todos estos años por la cruenta guerra económica que desde el exterior se viene planteando, resaltando confundida en sus recuerdos de estudiante del colegio de monja, el dolor de las guerras que van coloreando el mapamundi actual.

Habló de la maravilla de gobierno, triunfante, de profundo sentido venezolanista que logra controlar los saltos impúdicos del dólar, producto, no de las políticas erradas, obsoletas y trasnochadas del gobierno, sino como manipulaciones de los enemigos de la patria y sus influencias en los distintos portales y páginas que señalan los vaivenes de la economía, manifestados en la variación de la paridad cambiaria.

La vicepresidenta, sin duda mujer inteligente, pero alejada de las enseñanzas weberiana sobre la conducción pública, regañó de manera sutil a los empresarios.

Me cuenta mis amigas andinas, algunas compañeras del Colegio El Carmen, y otras de la universidad, que la vicepresidente llevo un mensaje de cariño de Nicolás, en modo niño Jesús adelantado, pues estamos en Navidad a los empresarios asistentes a través de su pastorcita, quien dijo algo parecido:. “El presidente da la oportunidad para que ustedes inviertan en hidrocarburos. Los hidrocarburos es un tiro al piso para invertir, es una invitación expresa al sector empresarial por parte de el Estado”.

Lo que no dijo Delcy Eloína, es que si el regalo, como los carros o muñecas que se ponen en el pesebre o en el arbolito, traían sus pilas y claras instrucciones para armarlo, o ponerlos a funcionar.

Es decir, si traía seguridad jurídica y un régimen tributario, a pesar que hizo bullying al presidente del Seniat porque todavía llora por la  eliminación parcial el IGTF.

Delcy en su nuevo rol de amiga de los empresarios, recitó, como hechos cumplidos, lo que en realidad es una carta al Niños Jesús de los empresarios y venezolanos.

No se diga el otro pastorcito, ósea, Fredy Bernal. Parecía un escritor de un tierno cuento de Navidad. Describió un Táchira pujante, potencia agrícola y pecuaria, cuna de la integración, prototipo de la seguridad.

Me cuentan que en su forma, casi elegante de hablar, parecía a Chucho Corrales describiendo lo maravilloso, espectacular y seguro que está el Táchira.

No hubo anuncios sino cosmética.

Entre palos subliminales a los empresarios y alegría, como la gaita amenazó, al igual que lo hizo Delcy.

Ella, la jefe, me dicen que expresó “que el sabotaje económico no es la solución”, pero me pregunto yo, profunda desconocedora de la realidad y de la complejidad de los temas económicos, ¿Quién sabotea a quien?

Y el elegante pastorcito Bernal, acuñó para sorpresa de mis amigas, esta frase, que aliciente no tiene nada, pero que de amenaza tiene mucho:
el empresario que se mete a político, quiebra. El político que se mete empresario, va preso”.

Además agregó, dizque que “cualquier cosa que le hagan a los empresarios, es como si se lo hicieran a él”. Ahora son empresarios, los aman, los protegen, sus ídolos no son Marx, El Troudi o Giordani, son libertarios, aman a Von Misses, Hayeck y a Trump.

Me lo cuentan y no lo creo.