Con los órganos de Seguridad bajo el ala de Diosdado Cabello, ocurre nueva purga en el sector petrolero

Con los órganos de Seguridad bajo el ala de Diosdado Cabello, ocurre nueva purga en el sector petrolero

Nicolás Maduro (izq.) y Pedro Tellechea. Runrunes

 

Pedro Tellechea asumió la presidencia de Petróleos de Venezuela en enero de 2023 y dos meses después se convertía en una suerte de zar, ya que sumó el cargo de ministro del sector energético. Repitió el mismo esquema de poder, y también de caída, que su antecesor Tarek El Aissami, ya que este 21 de octubre el joven coronel pasó a engrosar la lista de presos políticos del madurismo.

Por diariodecuba.com





Con mucho menos tiempo en el poder que El Aissami, la trayectoria de Tellechea podría catalogarse de estrella fugaz. Elogiado en público por Nicolás Maduro de forma reiterada, contó con una emotiva y concurrida despedida de los trabajadores estatales del petróleo en agosto pasado, cuando también con palabras halagadoras el gobernante venezolano le colocó como ministro de Industrias y Producción Nacional.

Maduro cerraba filas, tras la imposibilidad de demostrar un supuesto triunfo electoral que le permitirá prolongarse en el poder por un periodo más entre 2025 y 2031. No solo trajo al Gabinete de Gobierno a su némesis Diosdado Cabello, usualmente considerado el número dos del régimen, pero quien estuvo opacado por algún tiempo, sino que ese 27 de agosto sacaba a Tellechea del círculo de confianza, ya que lo sacó del manejo del petróleo, y encargó toda la gestión financiera del régimen a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, hermana de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional.

La detención de Tellechea es la primera decisión de peso en el ajedrez de poder del madurismo que ha tomado Diosdado Cabello, entronizado no solo como ministro del Interior y Justicia, sino que también asumió la Vicepresidencia de Seguridad.

Cambios recientes en los dos órganos principales de seguridad, el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) y la Dirección de ContraInteligencia Militar (DGCIM), han ratificado una recomposición favorable a Cabello, a quien se le suele ver en una línea dura, intransigente y por tanto negado a cualquier negociación, así como distante de los intereses de la dictadura de Cuba en Venezuela.

El SEBIN y la DGCIM son los dos órganos señalados, principalmente, por sus responsabilidades en torturas, detenciones arbitrarias, abusos sexuales y tratos crueles, entre otras tantas actuaciones de uniformados contra la disidencia.

Son decenas de casos los que ha documentado la Misión de Verificación de los Hechos, un órgano independiente que encabezan tres expertos en delitos de lesa humanidad y cuyo mandato para investigar este tipo de violaciones de derechos humanos en Venezuela fue recientemente ratificado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Cabello logró poner fin a la permanencia en cargos directivos, en ambas entidades, de figuras militares que no le eran afines. Es tal el control que ha logrado ahora el número dos en esta nueva etapa del madurismo, que logró colocar a un primo suyo al frente del SEBIN.

El mayor general Alexis Rodríguez Cabello, ahora en el SEBIN, ya tuvo una figuración pública a fines del año pasado, cuando permaneció durante meses al frente de la zona militar denominada Guayana Esequiba, que se concibió desde el régimen de Maduro como una afrenta al Gobierno de la vecina Guyana en un histórico diferendo en torno al territorio del Esequibo, una zona escasamente poblada, pero con enormes riquezas en petróleo, gas y minerales.

El otro cargo renovado es de vital importancia para Maduro, porque no solo dirigirá la DGCIM, sino también la Guardia de Honor Presidencial, que garantiza directamente la seguridad del mandatario. El elegido para sustituir tras una década al otrora todopoderoso Iván Hernández Dala, es el mayor general Javier Marcano Tábata.

Para observadores de la dinámica dentro del madurismo, como es el caso del periodista Daniel Lozano, “ambos nombramientos confirman las cuotas de poder ganadas por Cabello, número dos de la revolución, tras la debacle electoral chavista”.

La detención del coronel Tellechea, entretanto, ha sido un caso con amplia repercusión en las redes sociales. A fines de la semana pasada el propio Tellechea anunciaba que se separaba del cargo de ministro de Industrias por problemas de salud. En su lugar, Maduro nombró al hombre de negocios colombiano Alex Saab, quien estuvo detenido en EEUU señalado de delitos de lavado de dinero y que regresó a Venezuela en el marco de un canje de detenidos entre Caracas y Washington.

Escasos días después, según la narrativa de la Fiscalía General el exministro y expresidente de PDVSA formó parte de un complot para proveer información sobre el control operativo de la petrolera a los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Junto a Tellechea fueron detenidos seis de sus colaboradores.

En las redes sociales, la tesis principal que sale a relucir es la corrupción, como en su momento estuvo tras la caída del otrora hombre fuerte del madurismo, Tarek El Aissami. En el caso de este, el Gobierno lo acusó de traición a la patria y lo inculpó de tejer con factores de oposición un Gobierno de transición democrática para desalojar a Maduro del poder.

Para el analista de entorno político Ricardo Ríos, consultado por DIARIO DE CUBA, “la detención de Pedro Tellechea se enmarca en un encarnizado conflicto interno y la reconfiguración de los grupos de poder” en el madurismo.

Dentro de esa lucha en las altas esferas del poder, la caída de Tellechea se visualiza como una pérdida para los hermanos Rodríguez. Delcy Rodríguez es la vicepresidenta del Gobierno y Jorge el presidente del Parlamento, quien ya había quedado con el piso movido tras el fracaso electoral de Maduro el 28J, pues Jorge Rodríguez dirigió el comando de campaña por la relección.

Cabello y Rodríguez, en tanto, han sostenido una histórica disputa de espacios y cuotas de poder dentro del chavismo. El ingreso de Cabello como ministro y los recientes cambios en los órganos de seguridad del Estado no son, en línea generales, una buena noticia para el presidente de la Asamblea Nacional.