Pronto tendrás una gloriosa hora extra de sueño debido a que termina el horario de verano y los relojes se atrasarán una hora. Al mismo tiempo, eso significa que, durante los próximos meses, en las tardes el cielo estará tan oscuro que disfrutar de actividades al aire libre podría suponer todo un reto.
Por Univision
El cambio de horario podría tener efectos en tu salud en lo que tu cuerpo se acostumbra. Por eso, aquí conocerás una serie de consejos para que te prepares y tu rutina diaria no sufra.
¿Cuándo termina el horario de verano?
Lo primero que debes saber es que el horario de verano termina a las 2:00 de la madrugada, hora local, el próximo domingo 3 de noviembre, lo que significa que debes retrasar tu reloj una hora antes de irte a la cama. El horario estándar durará hasta el 9 de marzo, cuando volveremos a adelantar el reloj con el regreso del horario de verano.
¿Por qué el cambio de horario impacta nuestra salud?
El cerebro tiene un “reloj maestro” que se ajusta mediante la exposición a la luz solar y a la oscuridad. Este ritmo circadiano es un ciclo de aproximadamente 24 horas que determina cuándo tenemos sueño y cuándo estamos más alerta.
Los patrones de este ciclo cambian con la edad, y esta es una de las razones por las que los niños que se levantan temprano y sin problemas se convierten en adolescentes difíciles de despertar.
La luz de la mañana restablece el ritmo. Por la noche, los niveles de una hormona llamada melatonina empiezan a aumentar, provocando somnolencia. Demasiada luz por la tarde, esa hora extra del horario de verano, retrasa ese aumento y el ciclo se desincroniza.
Y el reloj circadiano no solo afecta al sueño, sino que también influye en el ritmo cardíaco, la tensión arterial, las hormonas del estrés y el metabolismo.
¿Cómo afectan los cambios de hora al sueño?
Incluso un cambio de hora en el reloj puede alterar los horarios de sueño, porque, aunque cambien los relojes, las horas de entrada al trabajo y a la escuela siguen siendo las mismas.
Esto es un problema porque muchas personas ya están privadas de sueño. Aproximadamente uno de cada tres adultos estadounidenses duerme menos de las siete horas nocturnas recomendadas, y más de la mitad de los adolescentes estadounidenses no duerme las ocho horas recomendadas entre semana.
La falta de sueño está relacionada con enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo, obesidad y otros muchos problemas.
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