Después de más de tres décadas en la televisión y tras convertirse en una de las series animadas más longevas y queridas de la cultura pop, Los Simpson han respondido a una de las preguntas que ha desconcertado a sus fanáticos desde el primer episodio: ¿cómo ha logrado Homero conservar su trabajo en la Planta de Energía Nuclear de Springfield a pesar de su incompetencia y múltiples errores? Este misterio, que ha permanecido sin explicación desde que la serie debutó en diciembre de 1989, fue finalmente resuelto en el episodio titulado “Shoddy Heat”, el cuarto de la temporada 36, emitido este domingo en Estados Unidos.
Por Infobae
Desde su primera aparición en la pantalla, Homero ha sido un empleado torpe, distraído e incluso peligroso para la seguridad de la planta nuclear que, sorprendentemente, nunca ha perdido su empleo. Durante años, los guionistas de la serie se han divertido mostrando al personaje en situaciones laborales absurdas, poniendo en riesgo la seguridad de la planta, y sugiriendo que el irresponsable jefe de seguridad apenas comprende las operaciones de la energía nuclear. No obstante, este episodio reciente reveló una intrincada historia que envuelve al padre de Homero, Abe Simpson, y al temible Sr. Burns, propietario de la planta nuclear.
La narrativa de “Shoddy Heat” transporta a los espectadores a la década de los 80, cuando el abuelo Abe trabajaba como detective privado. En esos años, según los flashbacks mostrados en el episodio, Abe tenía un socio llamado Billy O’Donnell. Ambos fueron contratados para investigar un negocio sospechoso que involucraba al Sr. Burns y a su entonces novia, Agnes Skinner, quien financió la investigación. Sin embargo, en el transcurso de su labor, O’Donnell desapareció misteriosamente, lo que dejó a Abe como único testigo de las actividades ilícitas de Burns.
En una tensa conversación, Burns, un hombre que siempre ha sido descrito como inescrupuloso y calculador, le insinúa a Abe que O’Donnell ha tomado “un boleto de ida al paraíso”. La frase, ambigua pero cargada de amenaza, advierte al abuelo de las posibles consecuencias de seguir con la investigación. Para calmar las aguas y evitar mayores problemas, Burns le propone a Abe un acuerdo: si abandona el caso y deja de indagar sobre la desaparición de O’Donnell, él le asegurará a Homero un empleo de por vida en la planta nuclear, una promesa que no tiene intenciones de romper.
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