Los viajes siempre han sido una parte esencial de la diplomacia y de las relaciones internacionales, y para la familia real británica, cada gira oficial es mucho más que una visita a otro país. Detrás de cada paso que dan, hay un entramado de protocolos que aseguran que todo transcurra sin contratiempos y que cada aparición pública esté cuidadosamente orquestada.
Por Infobae
El rey Carlos III y la reina Camila están en la última etapa de su visita oficial de nueve días a Australia y Samoa, un viaje que comenzó el 18 de octubre y finalizó el 26 de octubre de 2024. Es la primera vez que el monarca emprende una gira de esta magnitud tras ser diagnosticado con cáncer a principios de este año. El recorrido incluyó seis días en Australia y tres en Samoa, con una agenda repleta de compromisos oficiales que reflejan la importancia de la relación entre el Reino Unido y los países visitados.
Viajar con sangre:
Una de las reglas menos conocidas pero vitales para la familia real es que el monarca debe viajar con bolsas de sangre que coincidan con su tipo. Durante esta visita, el rey Carlos ha viajado acompañado por dos médicos y ha pausado temporalmente su tratamiento contra el cáncer para cumplir con los compromisos de la gira.
En caso de emergencia, las bolsas de sangre facilitan una intervención inmediata. Esta medida es indispensable en destinos donde el suministro de sangre no siempre es confiable.
Cambio de vestimenta en el avión:
Otro detalle importante en los viajes de la familia real es el protocolo de cambio de vestimenta a bordo del avión. Para asegurarse de que los miembros de la realeza luzcan impecables y sin arrugas al desembarcar, se cambian de ropa poco antes de aterrizar. Los fotógrafos suelen estar presentes a su llegada, por lo que es crucial que siempre aparezcan elegantes.
Llevar siempre un traje negro para el luto:
Una regla que tiene sus raíces en un evento histórico clave es la obligación de llevar siempre un traje negro en la maleta, en caso de que ocurra un fallecimiento durante el viaje.
Esta norma se estableció luego de que la reina Isabel II, mientras estaba de gira en Kenia en 1952, recibiera la noticia de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, sin tener ropa de luto a mano. Desde entonces, se requiere que todos los miembros de la familia real estén preparados para cualquier eventualidad.
Diplomacia de la moda: más que vestirse bien:
La vestimenta juega un papel crucial en los viajes de la familia real, no solo desde un punto de vista estético, sino también diplomático. A menudo, los miembros de la familia eligen diseñadores o prendas que rinden homenaje a la cultura o la historia del país que visitan. En esta gira, por ejemplo, el rey Carlos ha adoptado estilos y colores que reflejan respeto hacia la cultura local, una práctica común que ayuda a fortalecer los lazos diplomáticos a través de gestos sutiles pero significativos.
Conocimiento del país y sus costumbres:
Antes de cada visita, los miembros de la familia real reciben un curso intensivo sobre el país que están a punto de visitar. Se les enseñan frases básicas en el idioma local, y se les instruye en la etiqueta y las costumbres locales. En el caso de Carlos III, este ha mostrado su disposición para aprender los saludos en samoano, lo cual es visto como un gesto de respeto hacia el país anfitrión y un esfuerzo por hacer la mejor primera impresión.